FúTBOL › JUEGA POCO, PERO SIGUE ILUSIONANDO A LOS HINCHAS BOQUENSES
Palacio gana espacio desde el banco
Por Juan Jose Panno
El jugador que más aplaudieron los hinchas de Boca cuando dieron a conocer por los altavoces la formación del equipo fue un suplente: Rodrigo Palacio. Ni Palermo, ni el Pato Abbondanzieri, ni Cagna, ni el Chelo Delgado. Los hinchas de Boca ubican al ex jugador de Banfield como referente de la mejor actuación del equipo en el año, el amistoso contra River en Mendoza, y creen con optimismo que con él en la cancha se podría levantar el nivel de juego. Oficialmente, hasta ayer Palacio sólo había jugado un partido, contra Deportivo Cuenca por la Copa Libertadores. Esa noche, en la que compartió el ataque con Delgado, dispuso de algunas situaciones, pero no pudo convertir. Ayer se suponía que el Chino Benítez le iba a dar un lugar en ese equipo mixturado de jóvenes y veteranos, pero se la jugó con Delgado-Palermo y mandó a Palacio al banco, como en el cotejo que Boca jugó con Lanús. Con la chapa puesta del 2 a 1 y apenas Olimpo se quedó con diez en la cancha por la expulsión de Estévez a los 20 minutos del segundo tiempo, el DT hizo un cambio cantado: lo metió a Palacio en lugar de Donnet –que no estaba jugando bien– y mandó a Delgado unos metros más atrás. Con Olimpo disminuido numérica y anímicamente, y con Boca bien parado para el contraataque, se armó otro partido que poco tuvo que con todo lo anterior y que terminó dejando la sensación generalizada de que Palacio se merece la titularidad.
En su primera intervención importante en el partido pasó en velocidad entre dos jugadores de Olimpo y cuando se le iba al tercero, el grandote Laspada, se ligó una estocada que casi lo parte en dos. Brazenas le sacó la tarjeta amarilla al pelado de Olimpo (¿no merecía la roja directa?) y Palacio estuvo un rato fuera de juego, pero volvió entero. Después metió un zurdazo débil al primer palo luego de una corrida por la izquierda, tocó cuatro o cinco pelotas con precisión en tres cuartos de cancha, cabeceó apurado un centro imperfecto de Palermo y se equivocó en un par de pases, a pesar de lo cual redondeó una actuación muy interesante.
Es cierto que entró en circunstancias favorables, pero igual parece que, con Palacio en la cancha, Boca puede tener otra dinámica, ganar en precisión y agrandar sus posibilidades ofensivas al no depender casi exclusivamente de lo que haga Palermo. Al grandote número 9 de Boca no le salió ni una por abajo, pero embocó dos cabezazos (excelente el primero, bueno el segundo) y cerró el camino de las críticas que le iban a caer irremediablemente si continuaba con la sequía. Palermo tiene el argumento de sus dos goles de ayer para justificar su deseo de estar siempre. Palacio, con un perfil más bajo, viene reclamando con su juego un lugar.
Tal vez Benítez los junte a ambos el próximo miércoles cuando Boca juegue con Sporting Cristal por la Copa. Ese parece ser el deseo de los hinchas, aunque cuando se viene de un triunfo casi nadie reclama nada.