FúTBOL › LA SELECCION ARGENTINA EN ALEMANIA
Herr Román
Los diarios alemanes ven a Riquelme como “el sucesor de Maradona que polariza a los argentinos”. A dos días del inicio de la Copa de las Confederaciones, el equipo de Pekerman apura la preparación.
Por Sebastian Fest
Desde Hennef
El cambio se produjo poco después de las cuatro de la madrugada del jueves. Los escasos alemanes despiertos a esa hora clavaban fascinados sus ojos en el televisor para ver cómo Argentina trituraba a base de fútbol primera clase al hiperpromocionado Brasil.
“Los primeros 45 minutos (de Argentina) se cuentan sin dudas entre los mejores que cualquier selección nacional haya ofrecido en los últimos años”, escribió el Sueddeutsche Zeitung que, al igual que el resto de la prensa alemana, suele rendirse complacido a las filigranas brasileñas.
Esa madrugada de primavera, noche de otoño en Buenos Aires, Argentina batía 3-1 a Brasil por las Eliminatorias para asegurarse un pasaje al Mundial de Alemania 2006 y tomar horas después un vuelo que la depositaría en Europa con un perfil muy superior al que tenía días antes.
Los nombres ya no eran sólo Ronaldinho, Robinho o Adriano. Otros, en especial el de Juan Román Riquelme, comenzaban a sonar con fuerza. “Fue, por lejos, la figura más brillante de la noche”, escribió Welt am Sonntag, que dedica un extenso artículo al mediocampista del Villarreal, al que describe como “el sucesor de Maradona que polariza a los argentinos”.
Es cierto que Ronaldinho cuenta con su propia columna en el Bild am Sonntag, en la que parece olvidar sus deseos de vacaciones tras la intensa temporada en el Barcelona, para casi jurar que no podía esperar el momento de jugar la Copa Confederaciones. “Cada día sin fútbol es un día perdido para mí”, escribe poéticamente el delantero.
Y es cierto que, junto con el obvio interés por Alemania, es Brasil el equipo que más espacio y atractivo genera, a tal punto que hoy entren ante 10 mil personas y con el samba atronando en el estadio Bay Arena de Leverkusen.
Pero Argentina, con perfil bajo y refugiada en la Sportschule Hennef, ubicada en el medio de un bosque a poco más de media hora de Colonia, es el otro equipo al que todos desean ver. Es un deseo generalizado y evidente: si Alemania no llega a las etapas decisivas, entonces debe haber al menos un Argentina-Brasil.
El periódico local Express se entusiasmó al presentar a los argentinos, a los que describe como “la tropa de futbolistas más fuerte del mundo hoy por hoy”.
Y en Hennef, una pequeña localidad a unos kilómetros de Colonia, la presencia de Argentina es una pequeña bendición. “Cuando se supo que vendrían a entrenarse aquí los argentinos, el gobierno nacional y el regional se pusieron de acuerdo de un día para el otro en aportar los 60 mil euros (unos 75 mil dólares) necesarios para renovar las instalaciones. Hasta entonces todo estaba como en 1970”, confiesa Andreas Eichwede, director de la escuela.
La escuela deportiva de Hennef no es precisamente un hotel cinco estrellas, pero sí el lugar ideal para aislarse y preparar a conciencia un certamen deportivo. Eichwede asegura que los jugadores argentinos tienen un comportamiento impecable hasta ahora, sin rastros de divismo: “Son todos muchachos muy amables y accesibles”.
Mientras esperan que la cercanía del verano se haga sentir en una Alemania con clima otoñal, los argentinos tuvieron ayer la tarde libre, como preludio de la actividad fuerte, que comienza hoy tras dos días de prácticas livianas y regenerativas.
Javier Zanetti y Esteban Cambiasso llegarán tras disputar este fin de semana la final de la Copa de Italia, a tiempo para sumarse al primer entrenamiento fuerte de los jugadores de José Pekerman en Alemania. Será a puertas cerradas y lejos del público y la prensa.
Argentina, parece claro, no está de paseo por Alemania.