El equipo de Merlo, que fue insultado al principio por los simpatizantes locales y al final por sus propios hinchas, perdió su tercer partido consecutivo por un gol de Calderón, que anotó su centésimo tanto en Primera División.
› Por D.G.
A Merlo lo recibieron en La Plata con insultos y lo despidieron de la misma manera. Los hinchas de Estudiantes le recordaron en todos los tonos (y con flores incluidas) su abrupta ida del club. Y los de River le hicieron saber a grito vivo que su paciencia está agotada, que la mediocridad del equipo se les hace indigerible, y que es demasiado temprano como para haberse quedado ya sin chances en el campeonato. Merlo, en ningún caso, tuvo respuestas. El pasado es inmodificable. El presente y el futuro parece que también.
La derrota de River ante Estudiantes, tercera consecutiva de la era Mostaza, deja una conclusión con gusto amargo: este equipo no tiene arreglo. Ninguna variante da resultado porque más no tiene. La riqueza individual no abunda (más bien brilla por su ausencia) y las ganas y el empuje que todos ponen no se mezclan con fútbol. Si a eso se le suma que ayer Gallardo y su talento no entraron a la cancha, se tendrá una idea de como jugó River: sin ideas, con los ojos cerrados, como siempre, peor que siempre.
Pareció en el arranque que era posible sorprenderlo a Estudiantes. El chileno Alvarez y el colombiano Patiño le ganaban la espalda a Carrusca, tomaban 2 a 1 al paraguayo Cáceres, y River llegaba por la derecha. Pero cuando Estudiantes hizo pie en el fondo y en el medio, esa ficción de superioridad llegó a su fin. Tuvo dos situaciones más o menos claras: la Gata Fernández empalmó afuera un centro de Farías y después el ex goleador de Estudiantes peinó al área un lateral de Alvarez y Patiño, a la carrera, la mandó muy alto. Y como Estudiantes, sin demostrar mucho más, también contó con dos oportunidades, un derechazo de Sosa que paró Lux y un tiro de Calderón desde afuera del área que se fue arriba, el primer tiempo fue parejo y mal jugado.
En el comienzo de la segunda etapa, a Estudiantes le anularon mal un gol que pudo haber cambiado lo que venía viéndose: Pavone recibió bien habilitado un toque corto de Calderón y anotó, pero el árbitro Lunati invalidó por offside. Merlo dio la pauta de que no le desagradaba el empate poniéndolos a Montenegro y a Zapata por Oberman y la Gata Fernández, pero el equipo siguió sin encontrarle la vuelta al partido, teniendo la pelota, pero lejos de Herrera. Cuando hacía rato que lo único que dominaba era el aburrimiento, luego de un corner que Montenegro y Farías trataron de rechazar sin suerte en su propia área, Calderón clavó un zurdazo fuerte entre las piernas de Lux, marcó su centésimo gol en el fútbol argentino, y adelantó a Estudiantes en la carrera por el resultado.
Impulsado sólo por su orgullo, recién en el cuarto de hora final del partido, River se sacudió la modorra. Merlo lo metió a Galván por Santana y un frentazo de Talamonti se fue alto, pero ya era tarde. Que este Estudiantes corredor y sin luces haya sido capaz de infligirle su tercera derrota consecutiva, que en los últimos cuatro partidos los delanteros no hayan podido convertir y que el sueño del Clausura se haya transformado en una pesadilla, son todos síntomas del mismo mal, consecuencias de idéntica causa. River es un pobre equipo de fútbol. Ha perdido definitivamente el rumbo y, por este camino, jugando como juega (o como no juega) perderá mucho más de lo que podrá ganar.
ESTUDIANTES-1
Herrera -6
Angeleri -6
Ortiz -6
Alayes -5
Cáceres -5
Braña -5
Bastía- 5
Carrusca -3
Sosa -3
Calderón -6
Pavone -5
DT: Burruchaga | RIVER-0
Lux -6
Alvarez -6
Talamonti -5
L. Fernández -5
Mareque -5
Patiño -4
Santana -5
San Martín -5
G. Fernández -3
Oberman -4
Farías -3
DT: Merlo |
Estadio: Gimnasia (local Estudiantes).
Arbitro: Pablo Lunati.
Gol: 77m Calderón (E).
Cambios: 58m Zapata por G. Fernández (R) y Montenegro por Oberman (R); 64m Meléndez por Carrusca (E); 81m Araujo por Sosa (E); 83m Galván por Santana (R); 87m Chatruc por Calderón (E).