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Estudiantes no le hizo la vida sencilla a Newell’s. Lo corrió y lo apuró por toda la cancha. Le puso en claro, en el primer minuto de juego y en el último también, que estaba dispuesto a poner todo con tal no de perder su quinto partido consecutivo entre Clausura y Copa. Y fue esa entrega sin reservas, esos dientes apretados para trabar cada pelota suelta en el medio y para llevar el equipo arriba, lo que marcó la diferencia. Por eso ganó. Por eso bajó a Newell’s de la punta.

Dos jugadores representaron la intensidad de ese sentimiento pincha. Huerta y Cardozo se devoraron la mitad de la cancha. Trabaron con dureza, fueron al piso con convicción, jugaron con inteligencia. Si el fútbol, básicamente, es contagio, el empuje de ambos fue la referencia que necesitaba, por ejemplo, Sosa, para darle continuidad y vuelo a su juego fino, pero a menudo liviano. Y Cominges, para ir y venir sin desmayos por el costado izquierdo. Como Alayes ganó de alto en las dos áreas (Scocco le sacó dos cabezazos sobre la línea en el primer tiempo), Pavone y Calderón picaron y picaron como es su costumbre, y, cuando entraron, Lugüercio, Carrusca y Gelabert sintonizaron con rapidez el clima del partido, Estudiantes se hizo sentir siempre más que Newell’s, tuvo más presencia, jugó más.

Sólo diez minutos tuvo Newell’s para zafar de la presión. Entre los diez y los veinte del primer tiempo, Aguirre, de cabeza, marcó el 1-0, y Herrera le sacó una pelota de la cabeza a Ortega y, luego, un mano a mano a Scocco. En ese lapso, la habilidad de Ortega y la velocidad de Scocco abrieron espacios que antes habían estado cerrados y desnudaron lentitudes en la defensa de Estudiantes. Pero cuando los anticipos de Huerta y Cardozo recuperaron su poder en el medio y empezaron a llover los pelotazos cruzados sobre el área de Newell’s, Estudiantes volvió a pisar fuerte. Y el gol de Pavone, un pelotazo largo que le ganó a Ré y al arquero Villar, puso las cosas en su justo lugar.

Una infracción que Herrera le hizo fuera del área a Scocco cuando se dirigía al gol, fue el último acto de presencia que dio Newell’s en el partido. Apagado Ortega sin previo aviso, consumido Belluschi por su propia inexpresividad, en el segundo tiempo los rosarinos se alejaron de Herrera. Tampoco Estudiantes llegaba demasiado. Pero las cosas sucedían más cerca del arco de Villar, por ese empuje superior que Cardozo y Huerta le daban a lo suyo. Cuando el árbitro Angel Sánchez expulsó a Gavilán y a Pavone por agredirse entre sí, dio la impresión de que Estudiantes había salido más perjudicado y que el empate era la única realidad posible que le calzaba al partido.

Pero los cambios que metió Burruchaga fraguaron mejor que los de Pumpido. Y fue ese aire nuevo que sopló desde el banco lo que le dio a Estudiantes el impulso final hacia la victoria. Lugüercio (que había reemplazado a Calderón) mandó a la red un centro de Carrusca (que había entrado por Cominges) luego de un buen pase de Sosa, y el triunfo tan ansiado se hizo realidad. A puro esfuerzo, con miguitas de buen fútbol, Estudiantes revirtió su serie negra y se fue de la cancha de Quilmes, aplaudido, reivindicado consigo mismo. A Newell’s la punta se le escapó de las manos. Pero sus ilusiones siguen intactas, tan vivas como antes de esta derrota.

ESTUDIANTES-2 Herrera -7 Angeleri -6 Alayes -7 Cáceres -5 Basanta -5 Sosa -7 Cardozo -8 Huerta -8 Cominges- 7 Pavone -6 Calderón -5 DT: Burruchaga

NEWELL’S-1 Villar -6 Ansaldi -5 Aguirre -6 Ré -5 Rivera -5 Cejas -6 Gavilán -4 Colace -5 Belluschi -5 Ortega -5 Scocco -6 DT: Pumpido

Estadio: Quilmes (local Estudiantes).
Arbitro: Angel Sánchez.
Goles: 11m Aguirre (N), 26m Pavone (E) y 72m Lugüercio (E).
Cambios: 63m Lucero por Ansaldi (N), 67m Carrusca por Cominges (E) y Lugüercio por Calderón (E), 77m Steinert por Cejas (N) y 80m Gelabert por Sosa (E).
Incidencias: 56m, expulsados Pavone (E) y Gavilán (N).