Los números dejan muy tranquilos a los brasileños: dos jugados, dos ganados, tres goles a favor y ninguno en contra. No habría razones para quejarse. Ya están clasificados y en el próximo encuentro, contra Japón, el técnico podría darse el lujo de recurrir a un conjunto de suplentes para darles descanso a los que deberán jugar por los octavos de final contra el segundo del Grupo E, que podría ser cualquiera de los cuatro: Italia, República Checa, Ghana o Estados Unidos. Se presume que a Carlos Alberto Parreira no le quita el sueño saber por adelantado contra cuál tendrán que jugar. Le debe dar lo mismo. En teoría, Brasil está futbolísticamente muy por encima de los cuatro, pero también en teoría debería haber jugado mucho mejor de lo que lo hizo hasta ahora y eso es, en todo caso, lo que le preocupa al entrenador.

Ronaldinho, Ronaldo, Adriano, Roberto Carlos y Cafú –estrellas indiscutibles en el cielo de los pronósticos– no brillaron en ninguno de los dos partidos. Una mirada optimista podría sugerir que se están guardando para cuando se vengan los partidos en serio; una mirada pesimista puede apuntar a que necesitan recuperación física y una ducha de modestia para despojarse del cartel de candidatos de fierro con el que llegó Brasil a Alemania.

El gordo Ronaldo fue reemplazado en los dos partidos. En el primero casi no tocó la pelota; en el segundo se anotó con un par de remates de media distancia y una buena bicicleta con pase a Adriano en el primer gol. Lo volvió a reemplazar Robinho, que tuvo una participación más activa en el juego. El flaco Ronaldinho amaga, insinúa, pero no desequilibra, no sorprende, no tira al arco, no muestra más que destellos de lo que todo el mundo está esperando. Adriano no la tocó en el primer partido y metió un gol en el segundo con un poco de suerte: le pegó cruzado con el defensor encima y como la pelota pasó por entre las piernas de éste, el arquero ni la vio. Hasta ahora, lo más simpático que hizo fue dedicarle el festejo del gol a su hijo nacido el viernes.

Los que mejor han respondido en estas dos actuaciones de Brasil han sido Kaká y los dos centrales, Lucio y Juan. El volante que juega por derecha, el mejor del equipo en el debut contra los croatas, fue el más parejito contra los australianos y con un cabezazo en el palo, un toque prolijo y algunas gambetas en velocidad logró destacarse. Los centrales taparon las macanas de los laterales y volvieron a resolver con eficiencia acciones complicadas. De todos modos, la línea de fondo brasileña no dio ninguna sensación de invulnerabilidad. Tampoco la dio Dida, que perdió una pelota en el aire por ir a buscarla sin ninguna necesidad y dejó el arco libre y casi la tiene que ir a buscar adentro. Kewell y Viduka pusieron en aprietos al arquero en un par de ocasiones más.

Australia, que entró al Mundial por la puerta trasera, después de superar por penales a Uruguay en el repechaje, evidencia disciplina y manejo pulido, pero alguna ingenuidad tanto en el arquero como en los defensores, y poca imaginación en ataque. Como sea, se las arregló para merecer un resultado diferente a ese falso 2-0 final.

Brasil ya está clasificado. Sin embargo, su juego hasta aquí no tiene nada que ver con lo que se esperaba; es inclasificable.

2-BRASIL

Dida; Cafú, Lucio, Juan, Roberto Carlos; Emerson, Zé Roberto; Kaká, Ronaldinho; Adriano, Ronaldo.

DT: Carlos Parreira.

0-AUSTRALIA

Schwarzer; Emerton, Moore, Neill, Chipperfield; Popovic, Culina, Grella, Sterjovski; Cahill; Viduka.

DT: Guus Hiddink.

Estadio: Allianz Arena (Munich).

Arbitro: Markus Merk (Alemania).

Goles: 4m Adriano (B); 44m Fred (B).

Cambios: 40m Bresciano por Popovic (A); 56m Kewell por Cahill (A); 68m Aloisi por Moore (A); 71m G. Silva por Emerson (B) y Robinho por Ronaldo (B); 87m Fred por Adriano (B).