En medio de tantos desatinos, el fútbol argentino es capaz de seguir sorprendiendo a cada momento. La incertidumbre que se generó por la posible suspensión de la jornada de ayer, continuó más tarde ofreciendo imágenes angustiantes en los distintos estadios. Pero sin duda, en uno se sintió de manera especial, por ser el de mayor capacidad. La cancha de River exhibió desolación con la presencia de un poco más de diez mil personas, para ver un espectáculo donde el recuerdo por supuestas deslealtades marcó el ritmo de la tarde. De esa manera, el vacío de la tribuna Centenario se trasladó al campo, y así el juego volvió a padecer otro domingo más.

Como el plantel de Gimnasia fue el que quedó expuesto en aquel segundo tiempo ante Boca, los pocos socios de River que asistieron ayer se lo hicieron saber inmediatamente. La aparición del conjunto visitante fue recibida con muchos silbidos, y a partir de ahí comenzaron los cantos más hirientes:

“... ahí están, los que jugaron para atrás”, o “... el que no salta va para atrás”, fueron las entonaciones más escuchadas. Los de River le reclamaban esa “entrega” de puntos ante su máximo rival, que le permitió a éste consolidarse en la cima del campeonato.

Pero seguramente esos mismos hinchas no tendrán muy presente lo que sucedió hace exactamente un año atrás con sus propios jugadores. En el Apertura 2005, River no habría hecho todo el esfuerzo para vencer a Gimnasia y el 3-1 para el equipo conducido por Pedro Troglio le permitía seguir cerca de Boca en la lucha por el título. En ese momento, los mismos simpatizantes no le recriminaron nada a su equipo, y mostraron indiferencia ante otra actuación que quedará envuelta por la sospecha.

El público local no sólo tuvo en la mira a los jugadores de Gimnasia sino que también le dedicó ofensas al propio Troglio, cuando 12 meses atrás lo reconocían por la gran campaña que hacía en el club platense. Por ello, nadie se acordó del tiempo que Troglio lució la camiseta de River y el ex volante se transformó ayer en uno de los peores enemigos.

Como el mal presente de Gimnasia no sólo se evidenció en ese tiempo ante Boca, ya que luego perdió ante Vélez con otra imagen deslucida, el ingenio desde la tribuna local continuó: “Me parece que el Lobo no va para atrás, son horribles de verdad”, se escuchó desde lo más alto. En ese momento, Gimnasia ya había asumido una nueva derrota, y la reacción era casi una utopía.

Mientras tanto, afuera de la cancha transcurría todo con absoluta tranquilidad. Las plateas semivacías dejaban en claro la gran cantidad de gente que normalmente ocupa un sitio en ese estadio, con entradas obtenidas sin valor real. Lo que se vio con mayor claridad fue la presencia de familias enteras, seguramente convocadas a partir de la tranquilidad que puede ofrecer esta determinación.

Los goles de Gallardo y Higuaín en el segundo tiempo pasaron casi inadvertidos, debido a que el grito en cada tanto no fue con la intensidad habitual. La intención de alejar a los violentos de las canchas hizo que el fútbol viviera otro día histórico, a pesar de que nadie pueda asegurar que la ausencia de público visitante sea la opción más acertada.

Estadio: River.

Arbitro: Saúl Laverni.

Goles: 52m Gallardo (R), 55m Higuaín (R).

Cambios: 45m Sambueza (6) por Méndez (R), 66m Cuevas por Cornejo (G), 75m Ortega por Higuaín (R), 79m Herner por San Esteban (G) y Falcao por Farías (R).

Incidencia: 56m expulsado Semino (G).