Fue una semana turbulenta. Reinaldo Merlo denunció una supuesta conspiración de Fernando De Tomaso para echarlo. El gerenciador de Blanquiceleste SA negó la acusación y despidió al entrenador. Los jugadores se mantuvieron lejos del conflicto. Miguel Angel Micó asumió como técnico interino. Los hinchas, disgustados, realizaron un banderazo para repudiar a De Tomaso y a varios jugadores. Todo en apenas unos días. Pero ninguna noticia parece poder alterar el flojo presente del equipo. Ni siquiera la versión de Micó pudo cambiar el panorama. Pese a otra deslucida actuación, Racing empató ante Belgrano un partido que parecía perdido. De todos modos, el conjunto de Avellaneda continúa sin reencontrarse con el triunfo y está en el fondo de la tabla.

Ya de entrada, Racing mostró su carencia de ideas. Moralez estaba perdido en la mitad de la cancha y el circuito creativo no funcionaba. Hasta que el chiquitín se encendió un rato y el local se puso en ventaja. El volante se escapó por la izquierda, envió un centro y Bergessio definió ante la salida de Montoya. Pero los hinchas casi no tuvieron tiempo para festejar. Al minuto, Ríos recibió un pase de Suárez y, con un potente zurdazo, marcó la paridad. Igualdad que duró poco: Yllana aprovechó un rápido tiro libre y picó la pelota. Entonces, el estadio recobró la memoria y volvieron los insultos y los silbidos. Para colmo, el trámite del partido se complicó aún más en el arranque del complemento: Mansanelli sacó un violento remate desde 25 metros que entró pegado al palo. Desordenado, Racing salió a buscar el empate. Y lo encontró: primero con un tanto de Pellerano, tres minutos después, con una jugada de Bergessio. Nada parece haber cambiado, pero, al menos, Racing evitó una nueva caída.