Pasan los días y Boca sigue sin encontrar su juego. La partida de Riquelme parece haber horadado los cimientos de un equipo que solía ser protagonista y que daba la impresión de ser abrumador y letal. Por más intentos que realice, el entrenador Miguel Angel Russo no encuentra respuestas a las fallas de funcionamiento que, lejos de ir disminuyendo, han aumentado con el correr de estas primeras fechas. Ayer sumó tres puntos importantes para escalar posiciones en la tabla, pero volvió a debilitar su imagen, jugando mal ante un rival pobre en ideas y fútbol. El único reconocimiento de los hinchas locales fuera para el uruguayo Alvaro González, quien reemplazó a Ledesma, el autor del tanto del partido, e hizo algunas cositas positivas por la franja derecha.

El problema de Boca está en el mediocampo. Parece sobrarle a Russo un jugador por la franja derecha, porque Battaglia y Ledesma no parecen sentirse cómodos con la presencia del otro, y faltarle uno por la izquierda, donde debía estar Dátolo, quien se corría al medio intentando ser el enganche que no es. Así las cosas, exigirle a Banega que sea el mismo de la Copa Libertadores parece ser demasiado; y más todavía si termina convirtiéndose en la rueda de auxilio del lateral Urribarri, la primera víctima que se cobra el esquema que Russo tiene en la cabeza para salvar a Boca de la gran ausencia.

Habrá que esperar para saber si con la llegada de Gracián se aclaran un poco las cosas, pero lo cierto es que, como está hoy el equipo, antes de jugar el ex Vélez ya se prueba el traje del salvador. Lo mismo pasa con Paletta, que aunque ayer prefirió ver el partido desde su casa (en cambio el sábado se dejó ver en Banfield-Vélez), quien podría ingresar como central para correr a Morel Rodríguez, la única figura de ayer sin haber hecho gran cosa, a la posición de lateral. Tampoco parecen andar bien las cosas arriba, donde Palermo ni siquiera logra pivotear y Palacio desborda pero cada vez define con menos criterio; y Boselli, que pide pista a los gritos, entra sólo a cuatro minutos del final.

He aquí las razones por las que la victoria de Boca sólo fue posible por el cabezazo salvador de Ledesma (goleador en este esquema de Russo), tras ganarle la posición a Décima luego de un buen envío de corner de Banega.

A pesar de lo mal que jugó Boca, San Martín no tuvo mucho para dar. Sin embargo, se encontró cerca de marcar luego de una buena avanzada de Herrera a espaldas de Urribarri que, tras hacer pasar de largo a Maidana, terminó estrellando su remate en el palo izquierdo de Caranta. El resto fueron avances sin ton ni son de Carreño, un par de tiros libres en los que se esperaba algún golazo de Brusco, especialista en la materia, pero que pasaron sin pena ni gloria, y un buen avance que ayudó a controlar Morel, exigiéndose para cortar un pase que pudo haber sido de gol.

Si Boca tuvo alguna chance para ampliar fue gracias al ingreso de González (que jugó todo el segundo tiempo por Ledesma, quien se retiró por una torcedura de tobillo). El volante uruguayo despertó al público del letargo. Primero con un gran pase en cortada para Dátolo, que no definió bien ante el seguro Monasterio, quien ya le había atajado otro disparo peligroso. Después con un centro rápido tras un pase profundo de Ibarra que se fue cerrando y terminó pegando contra la parte baja del poste derecho del arco de Monasterio.

Estadio: Boca.

Arbitro: Daniel Raffa.

Goles: 21m, Ledesma (B).

Cambios: 46m, A. González (7) por Ledesma (B) y Frontini (5) por A.Gómez (SM); 65m, Cahais por Urribarri (B); 69m, Merlo por Franco (SM); 80m, Boselli por Palacio (B); 82m, Bravo por Carreño (SM).