Lunes, 17 de septiembre de 2007 | Hoy
FúTBOL › UNO FESTEJO POR SUS GANAS, EL OTRO LO SUFRIO POR SUS MIEDOS
El equipo de Ischia fue ambicioso y ganó con un gol de penal de Arzuaga, pese a jugar con diez el segundo tiempo y terminar con nueve. Los de Marini nunca se pudieron sacar el temor.
Por Alejo Diz
desde Rosario
Suele suceder que el clásico lo gana el que mejor juega. No fue lo que pasó ayer en el Parque Independencia, porque sólo uno de los equipos se dispuso a jugar al fútbol. También es usual ver perder al equipo que sufre expulsiones. Esta teoría tampoco tuvo representación en la lluviosa tarde rosarina. Las estadísticas son concluyentes para quien llega al desafío barrial en la última posición de la tabla: es improbable que gane. Pero no siempre el fútbol se persigna ante el autoritarismo de los números. Y se han extraviado antecedentes que den cuenta de que al promediar el campeonato un conjunto abrace su primera victoria en un clásico. Todos estos apuntes se rindieron ante un Central convencido de sus aspiraciones y sagaz para sacar provecho de un rival paralizado por el miedo táctico infundido por su entrenador.
Las rasgos heroicos que tuvo la tarde de Central en el Parque Independencia se desprenden de la adversa coyuntura que soportaban los jugadores de Ischia. Se esperaba en el Coloso a un rival sin victorias, con una crisis a punto de ebullición, y que en el partido se quedó con diez a los 40 minutos por la expulsión de Gervasio Núñez, por una vehemencia acción ante Bernardello.
Que Ischia hizo lo posible para sacar a su equipo de la débil posición deportiva en la que se veía atrapado lo sostiene un puñado de convicciones: apostó por talento juvenil (puso a Costa y a Núñez), se apoyó en la ascendencia del Kily González y se protegió en la categoría de Raldes. Pero lo que Ischia no tenía al alcance de la mano se lo ofreció Marini, tirando en la cancha un equipo formado por grandes luchadores (Zapata, Husain, Bernardello, Schiavi y otros más), pero torpes para pensar algo creativo.
Fue así como en todo el primer tiempo Central jugó como dueño de estancia, usando la pelota, atacando cada tanto y reduciendo a la mínima expresión el protagonismo del local. Los locales no tuvieron una sola acción de riesgo en la primera parte, al tiempo que los auriazules llevaron peligro en los desbordes de Papa y algunos centros: Aguilar rechazó en la línea un cabezazo de Núñez, a Belloso se le escurrió la pelota con arco a disposición y Villar vencido, y Arzuaga sorprendió con un tiro cruzado que se fue rozando el travesaño.
Para el segundo tiempo ninguno cambió. Lo grave fue que Marini se negó a reconocer sus despropósitos tácticos (pensó que enfrente estaba el equipo más goleador del año), a pesar de que Central estaba con diez, mientras que a Ischia no le claudicaron sus certezas. Eso hizo que el partido fuera tan pesado como el campo de juego y que Ñuls, por medio de Salcedo, enviara su primer tiro al arco a los 17 minutos, aunque nada interesante.
Ni siquiera el empate podía sacar a Newell’s de su vergonzante puesta en escena. Advertidos de esta sensación, los rojinegros intentaron un poco más, llegando a gestar un tiro apenas desviado de Donnet y otro del chico Leandro Torres (ingresó por Zapata). Con esfuerzo y dignidad, Central se sostenía. Hasta que una combinación, que no fue casual, desembocó en penal de Vangioni a Arzuaga. Y con ejecución alta y al medio, el colombiano marcó la diferencia.
Tenue pero pertinaz, la lluvia seguía cayendo, para comprometerse con un Central que salía a flote a fuerza de convicciones y apuntalar el hundimiento de un Newell’s, que no tuvo conducción.
Estadio: Newell’s.
Arbitro: Federico Beligoy.
Gol: 73m Arzuaga (C), de penal.
Cambios: 59m Salcedo por Da Silva (N); 63m D. Díaz por Belloso y L. Torres por Zapata (N); 75m Lazzarini por Aguilar (N); 79m Calgaro por González (C); 86m Azconzábal por Arzuaga (C).
Incidencias: 40m expulsado Núñez (C); 85m expulsado Papa (C).
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