Fue de Estudiantes, su 48º clásico platense, aunque esta vez sin la amplitud del último enfrentamiento de 2006; pero bien pudo ser de Gimnasia, ya que el equipo del Bosque dispuso de una magnífica oportunidad cuando al partido, cerrado y ardoroso, no le habían perforado los arcos. Gimnasia dominaba cuando Alayes rechazó mal una pelota en defensa, que le quedó a Herrera. El defensor, apurado por corregir su error, arrasó con pelota y delantero rival, por lo que el árbitro Héctor Baldassi marcó penal.

Fue el primer momento de gloria en el clásico de Mariano Andújar, el arquero de Estudiantes. Herrera remató a media altura, a la derecha del arquero, que alcanzó a rechazar el balón. El rebote le quedó a Leguizamón, que pateó contra el palo derecho, pero otra vez Andújar logró rechazar. La pelota le volvió a quedar a Herrera, pero el arquero volvió a tapar.

“Contener un penal es cuestión de suerte”, afirmó más tarde. “Yo me quedo con otras pelotas que saqué.”

Es que en el complemento, en desventaja en el marcador pero con un hombre más en la cancha tras la expulsión de Alayes, Gimnasia inclinó el trámite, transformándose en dominador del encuentro. Andújar se erigió en figura atajando los sucesivos disparos de Leguizamón, Herrera y Escobar. Ya le había sacado un bombazo a Piatti en el primer tiempo.

A esa altura, Estudiantes estaba completamente replegado en la cancha, con Verón como el jugador más adelantado. Disfrutaba de la victoria gracias al gol del uruguayo Salgueiro poco después del penal triplemente atajado por Andújar. Vino un pelotazo largo, peinado por Maggiolo, Federico Domínguez se distrajo, y el volante alcanzó a rematar bajo y cruzado, sorprendiendo no sólo a su marcador sino también al arquero Cejas, ubicado contra su poste izquierdo. “Fue una pelota larga que ellos la dieron por perdida –explicó Salgueiro–. Yo fui a buscarla porque pensaba que llegaba y por suerte pude definir. Los defensores estaban desatentos.”

El historial quedó ahora 48-44 a favor de Estudiantes, un equipo en versión reducida –futbolísticamente hablando– respecto del que logró, un año atrás, la histórica goleada 7-0.