FúTBOL › EN UN PARTIDO MOVIDITO, LE METIO CINCO AL EQUIPO DEL FLACO MENOTTI
Triunfo gordo de River
River, que había elevado la autoestima con el triunfo ante Independiente, se agrandó del todo después de cachetear a Central por 5 a 2 en el Monumental. D’Alessandro (2), Domínguez, Demichelis y Cavenaghi marcaron los goles del equipo de Pellegrini; Garcé, en contra y Gustavo Barros Schelotto convirtieron para el cuadro de Menotti. River fue justo ganador de un partido que fue entretenido de punta a punta y tuvo picos de emoción en la segunda parte.
Por Juan José Panno
En el arranque del segundo tiempo empezaron a soplar fuertes vientos de buena ventura en dirección del arco del Río de la Plata y arrastraron a River hasta el fondo del arco de Rosario Central: cuatro goles en menos de veinte minutos. La ráfaga limpió los miedos y las dudas de los locales, barrió las buenas intenciones del toque de los visitantes y puso el marcador en el lugar que correspondía: goleada de River.
Cuando los caprichosos vientos futboleros soplaron al revés, el partido se puso 1 a 0 para los rosarinos con una carambola y River se perdió media docena de situaciones clarísimas. Ese resultado con el que se cerró el primer tiempo no tenía nada que ver con la realidad del juego pero, como suele ocurrir en estos casos –y a River le pasa seguido–, la frustración agranda las dudas y genera impaciencia. Se entenderá mejor con este ejemplo: a los 3 minutos del segundo tiempo, D’Alessandro peleó una pelota sobre un lateral, quiso pisarla y perdió y desde la tribuna cayó un pesado murmullo de fastidio. No le estaban saliendo bien las cosas al 10 de River; tampoco a Fuertes, que había perdido un par de pulseadas mano a mano con Castellano; no llegaba el gol que merecía River y se podían sospechar más complicaciones si los rosarinos acertaban con un contraataque, como uno que habían tenido al final del primer tiempo y no fue gol de milagro. Y como las verdades del fútbol se guardan en cajas de sorpresa, fueron precisamente Fuertes y D’Alessandro los que encendieron la luz: toque del grandote número 30, remate medido del chiquito número 10, golazo y festejo desenfrenado con forma de desahogo. Acusó el impacto Central y River disparó con ametralladora:
l Pum, gol de Domínguez, encontrando el hueco en el primer palo.
l Pum, gol de Demichelis, metiendo un cabezazo en el área por sobre el cuerpo de Castellano, conectando un centro de D’Alessandro.
l Pum, gol de D’Alessandro, convirtiendo un penal, por foul de Castellano a Fuertes.
Todo lo que River había buscado en el primer tiempo y no había podido concretar por culpa del palo, las manos del arquero de Central, la cabeza salvadora de Rivarola y la impericia de Fuertes, lo encontró en un ratito. Lo cierto es que el cuadro de Pellegrini, pese a sus irregularidades, fue al frente sin concesiones y justificó ampliamente la victoria o, si se prefiere, justificó la victoria amplia. River tuvo a Domínguez, a González, a D’Alessandro que apareció en el momento indicado, a Demichelis; tuvo presencia y oficio; tuvo variantes y supo aprovechar su momento del juego. Demasiado para Central.
El cuadro de Menotti tocó obsesivamente, pero perdió peso en la medida en que se aproximaba al área de un rival, que lo esperaba con cuatro en el fondo. Con un solo delantero de punta, apuntó a la llegada en sociedad, a la habilidad de Vitamina Sánchez y a la posibilidad de un contraataque con espacios. Hizo un hermoso gol de papi fútbol, el segundo, pero con eso no alcanza. Después de ganarle el clásico a Newell’s, Central sólo sacó 2 de los 12 puntos que disputó y ahora el único objetivo es zafar del descenso. River, en tanto, parado sobre los cinco goles (el quinto lo hizo Cavenaghi sobre la hora), sigue ilusionándose con un nuevo título. Si soplan buenos vientos como ayer...