Lunes, 25 de agosto de 2008 | Hoy
FúTBOL › RACING MOSTRó MEJOR IMAGEN QUE INDEPENDIENTE EN EL CLáSICO DE AVELLANEDA
El gol de Franco Sosa en el cierre del partido le puso justicia a un resultado que no reflejaba lo que había sucedido en el campo. El equipo de Borghi hizo poco más que el gol de Montenegro. El de Llop, en cambio, mostró actitud y personalidad.
Por Adrián De Benedictis
Como suele suceder en un juego tan inesperado como el fútbol, todo lo que se presumía que podía ocurrir en el duelo clásico de Avellaneda finalmente quedó muy rápido en el olvido. El equipo que supuestamente estaba mejor armado y poseía nombres de trascendencia (Independiente) se vio superado por el otro que, en principio, no tenía una idea de juego clara y deambulaba por la cancha sin destino seguro (Racing). Pero este último tuvo que esperar hasta un minuto antes del final para poder vislumbrar que la puerta de salida del laberinto en el que se encuentra puede ser ubicable.
El técnico que declama una gran vocación ofensiva, con planteos que involucraban futbolistas de mucha técnica, cometió ayer tal vez uno de los errores más notorios. Claudio Borghi imaginó que sacando de la cancha a los dos delanteros (Núñez y Gandín), y a otro que los acompañaba muy cerca (Higuaín), podía asegurar la posesión de la pelota y evitar que el rival se adelantara en el campo. Como eso no sucedió, Racing no sólo consiguió el empate cerca del final con el gol de Sosa (que definió dentro del área con un remate de derecha) sino que, aun en tiempo de descuento, fue el único que intentó la hazaña del triunfo.
La actitud mezquina que tuvo Independiente provocó que el equipo produjera una sola acción de riesgo en todo el partido. Eso sucedió a los 40 minutos, y desembocó en el tanto de Montenegro, quien convirtió con un toque suave luego de un rebote en Migliore tras un tiro de Mareque. Esa postura que adoptó Independiente fue sorpresiva, teniendo en cuenta el rival, y sobre todo porque su conductor suele buscar el protagonismo de su plantel por sobre el adversario. Encima, el equipo venía de quedar eliminado de la Copa Sudamericana y las necesidades eran todavía mayores.
Racing jugó ayer el mejor encuentro en este torneo, con Yacob como líder en la mitad de la cancha, no sólo por presencia y despliegue sino por carácter y contagio anímico. La intención permanente de tener la iniciativa del juego, totalmente opuesta a la de su rival, hizo que provocara varias oportunidades para reflejar esa supremacía en el resultado. El que más cerca estuvo fue Lugüercio, que primero remató por arriba, y después cabeceó la pelota para que rebotara en el travesaño. Eso sucedió cuando se jugaban seis minutos. Más tarde, otra vez Lugüercio estuvo cerca del gol con otro cabezazo, pero careció de precisión.
Como Racing fue el dominador de la primera parte, a pesar de que se fue perdiendo, Borghi incluyó a Calello en la segunda mitad para equilibrar el desarrollo, pero no pudo lograr el objetivo. Si bien Racing sintió el desgaste en ese período, no renunció a su búsqueda y el chico Sánchez Sotelo desperdició una chance para igualar.
Y cuando Independiente se sacaba la pelota de encima esperando que pasaran los minutos, Sosa provocó el desahogo. La situación se acomodó a lo que había sucedido, con unos delirando, y otros molestos por asimilarlo como una caída.
Estadio: Racing.
Arbitro: Gustavo Bassi.
Goles: 40m, Montenegro (I); 89m, Sosa (R).
Cambios: 45m, Calello (4) por Higuaín (I); 55m, Sánchez Sotelo (5) por Prichoda (R); 62m, L. González por Moralez (R); 66m, Ríos por Gandín (I); 75m, Arrieta por Lucero (R); 79m, Grisales por Núñez (I).
Recaudación: 496.470 pesos.
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