Desde Rosario

En los clásicos, lo que sí importa es el resultado. Ganar con un gol con la mano es lo mismo que hacerlo por goleada y repartiendo lujos. De eso saben, y mucho, los hinchas de Newell’s, que ayer volvieron a dejar en sus pies a los vecinos de Central y celebraron a rabiar un partido que lo tuvo de figura a Rolando Schiavi, marcando la diferencia en corta carrera de doce pasos, y como Ogro, literalmente, a Cristian Fabbiani, dejando la pelota pinchada en el alambrado tras una preciosa maniobra de gambetas dentro del área. Y ante eso, Central se ocupó de hacer lo menos nociva posible una caída que jamás pudo poner en duda.

El Flaco se hizo ancho en su área y se comió a cuanto delantero probó Gustavo Alfaro en cancha, saliendo con Andrés Franzoia y José Vizcarra, y metiendo luego a Milton Caraglio. A quien pasara por la quinta cuidada por Schiavi, el defensor de Newell’s le robaba la pelota, a veces con cierto cuidado, en la mayoría con más torpeza y fuerza. Y como perdían los delanteros de Central en área rival, lo hacían los volantes en el mediocampo, cayendo en las redes del pressing de los conducidos por Fernando Gamboa.

Estas características de juego tuvo el partido en el primer tiempo, con los locales dominando por fuerza y despliegue, y empujados por el Flaco, y los visitantes quedando atrapados en su campo. Como Newell’s nunca dejó de correr, y como para definir se necesita al menos una pausa para pensar, el partido seguía en cero.

Un centro de Diego Torres que Vangioni tocó por arriba fue lo primero en las proximidades de Broun. Pero así como Schiavi ganaba en su área, también lo hacía en la vecina, donde cabeceaba todos los centros, y en uno de ellos casi deja frente al gol a Fabbiani. Cuando el Flaco volvió al campo auriazul, fue para marcar: una arremetida de Leandro Torres concluyó con Paglialunga ganando la pelota, pero al ser anticipado por Machín, el volante auriazul metió la pata, su rival se cayó y Baldassi, a metros, cobró el penal que Schiavi cambió por gol con una definición al medio del arco. No sólo el Flaco era la figura sino también el goleador de la tarde.

El dominio local se consolidó tanto como la desorientación del visitante, que corría siempre en busca de la pelota. Y como también lo hizo en el complemento, con algo más acierto, logrando al menos detener la avanzada rojinegra, aunque generando una sola ocasión donde el hincha de Central pensó en el gol: en el décimo tiro libre ejecutado por Cristian González, cabeceó hacia adentro Ribonetto, rechazó Aguilar, y el rebote cayó en Jonathan Gómez, que definió a las manos de Peratta.

Las emociones no estaban en las áreas. Entonces quedaba por encontrar satisfacciones en las intervenciones de Schiavi, siempre tan efectivas como poco ortodoxas. El Flaco se robó las ovaciones porque tuvo mucho protagonismo, y porque Fabbiani andaba algo haragán (las altas temperaturas le afectaron más que el resto) y displicente. Pero como todo jugador con talento, en un santiamén casi se roba toda la gloria: fue al choque con Jorge Núñez, de eso el defensor no se pudo levantar, el Gordo encaró al arco, se la pisó a Broun, luego a Danelón y allí flaqueó: le pegó de punta y al alambrado. El fútbol y el gol lo puso Schiavi. Y como el resultado es lo que importa, el Coloso vibró el ritmo del Flaco.

Estadio: Newell’s

Arbitro: Gustavo Bassi

Goles: 19m Schiavi (N), de penal.

Cambios: 45m Caraglio (5) por Gervasio Núñez (C); 62m Grazzini por L. Torres (N); 68m J. Gómez por Franzoia (C); 78m Sperdutti por Machín (N) y Gurrieri por Zarif (C); 85m Husain por D. Torres (Ñ).