Lunes, 10 de noviembre de 2008 | Hoy
FúTBOL › BOCA VENCIó A ARSENAL SOBRE LA HORA DE UN PARTIDO MONóTONO Y SIN VUELO FUTBOLíSTICO
A un minuto del final del encuentro, el astro desequilibró lo que parecía un empate sin goles. Había tenido una tarde sin matices, pero se lució en el cierre. La victoria y los tres puntos le permiten al cuadro de Ischia mantener la punta del torneo junto a San Lorenzo.
Por Facundo Martínez
Si se mide todo lo que no hizo ayer Boca frente a Arsenal en Sarandí y todo lo que tampoco hicieron los locales como para que las diferencias entre ambos conjuntos fueran más claras por algo, el triunfo de Boca no fue lo que se dice justo: el empate hubiera sido el resultado más apropiado. Pero ganó Boca con un gol de tiro libre en el último minuto de juego. Ahí falló Arsenal, otorgándole al rival una chance inmejorable. Ahí no perdonó Boca, o, mejor dicho, Riquelme, quien ejecutó la falta con maestría y metió la pelota en el ángulo derecho del arco de Campestrini, desatando una fiesta en las tribunas ocupadas por los visitantes. El de ayer se trató del quinto triunfo consecutivo del equipo que dirige Carlos Ischia, que sigue en la primera posición compartiendo la punta con San Lorenzo.
No hizo Boca méritos suficientes como para ganar el partido con claridad. Es más: por lo poco que habían hecho ambos equipos, daba la sensación de que el pitazo final de Laverni iba a sentenciar un empate clavado. Uno de esos partidos que se juegan bastante lejos de los arcos y en el que las situaciones de gol llegan por remates más o menos desesperados desde afuera del área, como si no se tratara de otra cosa que de probar suerte; tres tiros por un peso, o algo así.
Para empezar, Boca estrenaba planteo táctico, con tres centrales en el fondo: Roncaglia, Cáceres y Paletta, quienes cumplieron una labor aceptable. Pero lo que no funcionaba bien era lo que debían hacer tanto Ibarra como Dátolo por los laterales. El primero se proyectaba poco y nada, el otro no conseguía asociarse con Riquelme, quien por momentos desaparecía del partido. Pero el trabajo de Battaglia y Vargas en el medio era sólido, compensaba falencias y aportaba equilibrio. Donde más fallaba Boca era en la zona de definición: Noir penaba sin trascendencia y Viatri parecía reducido a peinar los pelotazos que llegaban desde el mediocampo. Poco para un equipo que se estaba jugando la punta del torneo.
Arsenal no era más. Más allá del entusiasmo que generaba Papu Gómez cada vez que agarraba la pelota, al equipo de Garnero no se le caían las ideas. Lo mismo que le pasaba a Boca: el mejor trabajo lo realizaban los zagueros centrales, en el medio se destacaba Casteglione, dedicado a quitarle opciones a Riquelme, y también Pellerano, encargado de cortar el circuito de juego boquense y de sorprender, de tanto en tanto, con algún pelotazo desviado sobre el arco de García.
Fueron pocas las situaciones de gol, y repartidas. La mayoría de las jugadas terminaba diluyéndose por las imprecisiones. También sucedió en el complemento, incluso a pesar de las modificaciones que ensayaron tanto Ischia como Garnero. Quizá Boca pareció acercarse más al arco de Campestrini, quien respondía sin sobresaltos. Pero los locales, parados para liquidarlo de contraataque, cada tanto mostraban los dientes y generaban algún entusiasmo en contragolpes que iban perdiendo fuerza a medida que avanzaban en la cancha.
Boca pudo abrir la cuenta con un remate a colocar de Dátolo, pero Campestrini respondió. Después le tocó a Arsenal con un remate de Leguizamón, que García controló en dos tiempos. Y no mucho más. Era empate clavado y el final de un partido bastante aburrido. Pero Arsenal se equivocó al final. Una falta sobre Gaitán en la puerta del área le dio a Riquelme una oportunidad inmejorable. Tardó, como siempre frente a Riquelme, en acomodarse la barrera; hasta Laverni paró todo para hacer retroceder unos metros a los jugadores de Arsenal. Entonces el estratega de Boca sacó un derechazo perfecto para que la pelota se le colara a Campestrini por el ángulo derecho y Boca consiguiera sumar tres puntos importantes en su lucha por el título.
Estadio: Arsenal.
Arbitro: Saúl Laverni.
Goles: 89m, Riquelme (B).
Cambios: 46m, Mouche (5) por Noir (B); 69m, Gaitán por Vargas (B); 72m, Aguirre por Yacuzzi (A); 81m, Carabajal por Pellerano (A); 82m, Gracián por Datolo (B); 90m, Benedetto por Leguizamón (A).
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