Lun 07.10.2002
libero

FúTBOL › VENCIO 3-1 A CHICAGO Y SIGUE A DOS PUNTOS DE INDEPENDIENTE

River, el perseguidor

Soñaban con una victoria sobre Chicago, un rival normalmente esquivo, y dos apariciones mágicas del pibe D’Alessandro facilitaron el camino del triunfo que, sin embargo, no tuvo el lucimiento que sus hinchas esperaban porque, con el resultado asegurado, el escolta del Apertura se dedicó a tocar la pelota sin profundizar. Gran disgusto de Fuertes con el entrenador Pellegrini, cuando lo cambió por Cavenaghi.

› Por Ariel Greco

Con mucha tranquilidad y hasta regulando el esfuerzo en el segundo tiempo, River derrotó como visitante 3-1 a Chicago y sigue implacable en su persecución al líder Independiente. Luis González, en dos ocasiones, y Andrés D’Alessandro marcaron los goles de River, mientras que Ariel Carreño descontó sobre el final para los locales. El conjunto de Manuel Pellegrini resolvió el compromiso en los primeros 45 minutos gracias a dos apariciones mágicas de D’Alessandro. Con el resultado casi asegurado se dedicó a tocar la pelota sin profundizar para obtener una victoria cómoda, pero sin lograr el lucimiento esperado.
Para River, el partido tenía más inconvenientes desde lo psicológico que de lo futbolístico. Es que Chicago, junto con Boca, es el único equipo que lo aventaja en el historial. Y además, desde que los de Mataderos retornaron a Primera, River no le había podido ganar, con una derrota y un empate en el Monumental. Para colmo, otro detalle tampoco le jugaba a favor. Como Huracán y Talleres, Chicago llegaba al enfrentamiento ante River con una dupla técnica interina. El fantasma de la derrota ante el Huracán de Jorge Célico y el empate ante el Talleres de la dupla Arce-Coleoni supuestamente no influía, pero...
Claro que antes de que pudiera comenzar a preocuparse, el equipo de Pellegrini resolvió el compromiso. Apenas bastaron un par de apariciones de D’Alessandro para que River dejara en claro que su paso por el Nuevo Gasómetro iba a ser un trámite. No había sucedido demasiado hasta que sobre los quince minutos, D’Alessandro recibió sobre la izquierda, llegó hasta el fondo y enganchó para que Borda quedara desairado. Ya con la posibilidad de definir, el volante prefirió tocar atrás para habilitar a Fuertes. El remate del delantero rebotó en un defensor y le cayó a Luis González, que no tuvo problemas para convertir el tanto.
El gol terminó de desacomodar a Chicago. Es verdad que hasta ese momento el conjunto local no había demostrado demasiado, pero al menos había insinuado que podía complicar con la habilidad de Amaya. Pero desde que quedó en desventaja, a Chicago le costó todo: no podía recuperar la pelota, no tenía precisión para manejarla y generar una situación de riesgo era una misión imposible. Por el contrario, por más que no forzaba el desarrollo, River aparentaba tener todo controlado, y la llegada del segundo tanto sólo era una cuestión de tiempo.
Y así ocurrió. Chicago se equivocó en la salida y Astrada anticipó en tres cuartos. El volante central cedió a D’Alessandro, que avanzó diez metros, eligió el palo y metió un zurdazo potente y medido, sin que nadie lo obstaculizara. Golazo. Con el 2-0, el partido prácticamente se terminó. Por un lado, Chicago tenía demasiados inconvenientes como para ilusionarse, aunque sea con el descuento. Del otro, River se conformó con la ventaja y nunca se propuso realmente profundizar para buscar más goles. Tanto que el tercero llegó casi de casualidad, tras un corner que los defensores de Chicago no pudieron resolver y que le quedó a González por el segundo palo. Así, River se aseguró un triunfo merecido que le permite mantenerse a dos puntos de Independiente. El descuento de Carreño apenas sirvió para decorar el resultado.

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