Lun 24.08.2009
libero

FúTBOL › ORTEGA Y GALLARDO JUGARON DESDE EL ARRANQUE, PERO NO GRAVITARON NI IMPIDIERON LA CAíDA

Sociedad de responsabilidad limitada

Los hinchas se esperanzaron con que, ante Banfield, la dupla de ídolos pavimentara el camino hacia el triunfo. Pero sólo hubo piedras: una única jugada en conjunto y falta de respuesta física. Ni siquiera con Buonanotte pudieron desequilibrar.

› Por Adrián De Benedictis

La sociedad entre Ariel Ortega y Marcelo Gallardo es aquella donde River deposita todas sus posibilidades en esta nueva temporada. Precisamente, ambos jugadores estuvieron ayer desde el inicio en la derrota ante Banfield, pero entre los dos se encargaron de destrozar todas las expectativas que tenían los hinchas sobre la dupla. Los experimentados futbolistas estuvieron demasiado distanciados en el campo de juego, y más que un matrimonio feliz parecieron una pareja de divorciados que sólo se encuentran los fines de semana para “pasarse” a los hijos que tienen en común. Sin ir más lejos, Ortega se fue rápido hacia el vestuario cuando el árbitro marcó el final, y dejó a sus compañeros solos para despedirse de la gente. Así comenzó River el torneo...

Esa bronca que tenía el jujeño seguramente está relacionada con que apenas una sola vez pudo construir una jugada combinada con Gallardo. Eso sucedió a los 43 minutos: Ortega abrió la pelota hacia la derecha para su compañero, el capitán envió un centro al área, y el cabezazo del ex Independiente Rivadavia se estrelló en el palo. El resto de sus “encuentros” fue más cerca del círculo central que del área de su adversario. Y eso River lo sufrió demasiado.

Lo más llamativo que se vio ayer en el Sur fue la falta de respuestas físicas que mostraron los dos. Ortega no tuvo la reacción necesaria para llegar a adueñarse de la pelota, cuando desde el fondo se la entregaban con espacios suficientes para que pueda prevalecer. El delantero tampoco pudo desbordar por los costados para dejar atrás a los laterales, y así se fue perdiendo en la intrascendencia. Gallardo no logró convertirse en el conductor, y las imprecisiones fueron superiores a los aciertos. Encima, en las pocas veces que controló la pelota no pudo desequilibrar cuando encaraba hacia el arco de Lucchetti.

El juvenil Diego Buonanotte ingresó en el segundo tiempo para tratar de acercar a aquella pareja, pero su propio fastidio ni siquiera le permitió hacer de celestino. Con este panorama, River necesita con urgencia que sus mejores hombres vuelvan a unirse, para que la sociedad comience a dar sus primeros réditos.


Estadio: Banfield.

Arbitro: Diego Abal.

Goles: 1m, Silva (B); 32m, S. Fernández (B).

Cambios: 57m, Buonanotte (5) por Abelairas (R); 60m, Gil (4) por Ríos (R); 74m, Pío por Erviti (B); 82m, Broggi por J. Rodríguez (B); 86m, Marchant por Quinteros (B).

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