Si el dinero es otra especie de sangre, como reza un anónimo, a los dirigentes del fútbol se les hincharon las venas. Están inflamados de satisfacción con el aumento que recibieron por los derechos de televisión, aunque su felicidad no es completa. Los nubla la ambición de mejorar el porcentaje que les correspondía en la distribución de los 600 millones. Quieren más plata, pero a costilla del vecino, del club con el que juegan la próxima fecha o dentro de un mes. Uno de los hombres con más peso en la AFA describió la situación de este modo: “El más menesteroso en el reparto de ahora cobrará más que un poderoso de antes”. Lo que aún no se sabe es cuánto.

Por primera vez, la asociación que preside Julio Grondona se tomó el trabajo –como no lo había hecho en veinticinco años de matrimonio con TyC y dieciocho con TSC– de publicar en su página oficial los ingresos que tendrá cada categoría. Aunque, claro, todavía falta algo delicado: que clubes muy distintos en recursos, títulos y convocatoria se pongan de acuerdo. Boca y Estudiantes no tienen equivalencia posible con Godoy Cruz y Arsenal. Uno grande y uno mediano con uno del interior y otro más chico que jugó la mayor parte de su historia en el Ascenso.

Esas asimetrías son las que están en el centro de la discusión. Cada uno pretende hacer valer el argumento que le conviene. River su condición de más grande, Huracán la de histórico sexto grande, Vélez y Lanús sus administraciones ordenadas y buenas campañas, Central y Newell’s su peso innegable en la segunda ciudad del país y así, con casi todos. A los poderosos les da por aferrarse a lo que representan en audiencia televisiva, a las voluntades que mueven, pero esa sola ya no es una razón suficiente para convencer a los que hicieron méritos deportivos o no le piden prestado a Grondona.

Según el gráfico que difundió la AFA, las veinte instituciones de Primera tienen que ponerse de acuerdo en cómo distribuir 415 millones de pesos. Antes de la rescisión con el Grupo Clarín les hubieran correspondido 212. La diferencia supera los 200 millones y cada club busca sacar la mejor tajada. Antes del aumento, Boca y River percibían 51 millones entre los dos (25,5 cada uno), casi un 24 por ciento del total. Si ambos conservaran el mismo porcentaje se llevarían ahora 99.600.000 (49,8). Una cuarta parte de la recaudación.

El segundo lote integrado por Independiente, Racing, San Lorenzo y Vélez recibía 64 millones (16 cada uno), una suma cercana al 30 por ciento. Si ese porcentaje no se modificara, sobre 415 millones les corresponderían 124,5 millones (poco más de 31 millones por club). Por ende, la distancia con Boca y River se ensancharía en cada caso de los 9,5 millones anteriores a los 18,8 actuales. En Avellaneda, Boedo y Liniers no quieren saber nada con que los dos más grandes dupliquen la diferencia que ya les llevaban.

Tampoco están de acuerdo en el tercer grupo –que es el más numeroso y lo integran doce clubes– con mantener el mismo porcentaje de distribución de ingresos. Hasta el contrato con TSC les daban 7 millones de pesos anuales. Estudiantes, Huracán, Central, Newell’s y Lanús hicieron oír su voz a favor de un orden más justo. Y quieren estrechar la distancia con los del segundo lote. La última institución presentó un proyecto para repartir el dinero, tomando en cuenta cinco o seis variables. Su presidente, Alejandro Marón, ahora integrará el Comité de Coordinación de Gestión que establece el contrato entre la Jefatura de Gabinete y la AFA, por lo cual tendrá acceso a información vital. Esa que se requiere para acompañar cualquier reclamo.

Entre los doce están Gimnasia y Banfield, que aspiran a no quedar tan rezagados con respecto a Estudiantes y Lanús, sus clásicos rivales más exitosos. Colón, Argentinos, Godoy Cruz, Tigre y Arsenal completan la lista, a la que se suman los dos ascendidos, Atlético Tucumán y Chacarita, que cobrarán menos que todos por el hecho de subir a Primera. Como si pagaran un derecho de piso.

Si existe una diferencia notable entre los veinte clubes de la máxima categoría (Boca recaudaría 49,8 millones contra 12,5 de Chacarita y los tucumanos, o sea tres veces más), ¿qué puede decirse de las divisiones del Ascenso? La AFA, en el cuadro virtual que dio a conocer, señala que 70 millones serán destinados a la B Nacional, 35 a la B Metropolitana, 12 al torneo Argentino A y las Ligas del Interior, 3,5 a la Primera C y 1,5 a la D, que son amateurs. Media un abismo de una división a la otra, con el correlato económico que eso puede tener si se sube o se baja. Por caso, un equipo de la B Metropolitana, que con el aumento percibiría 1.666.000 en la temporada 2009-2010 (los 35 millones se dividen entre 21 participantes), si le tocara descender a la C, cobraría 175 mil pesos anuales en la siguiente (3,5 millones a repartir entre 20). Casi diez veces menos.

La AFA se reserva para sí 28 millones de pesos anuales en el reparto para “gastos administrativos y de organización de torneos”. Con esa suma se llega a los 565 millones que distribuirá el fútbol, desde la Primera División a la D, donde juegan el viejo Argentino de Quilmes y Atlas, el club con programa propio en la señal de cable Fox Sports. Otros 35 millones serán retenidos por la AFA a sus entidades afiliadas para depositarles en Agremiados los aportes de cuota sindical y obra social de sus futbolistas. Con este último importe se completan los 600 millones de pesos que pagará el Gobierno en diez cuotas sucesivas de 50 millones cada una (ya había dado un anticipo de 100).

Como para que resulte más evidente la diferencia con el contrato rescindido el 11 de agosto, la página web de la AFA menciona los ingresos brutos que, por televisión, recibió hasta el final de la temporada 2008–2009: ascendían a 254.788.315 pesos. Y por último, un gráfico de torta discrimina los porcentajes de dinero que se repartirá el fútbol: Primera División, 72,5 por ciento; B Nacional, 13,1; Primera B, 6,7; AFA (para gastos), 4,7; Argentino A y Ligas, 2; Primera C, 0,7 y Primera D, 0,3.

A todos los clubes de Primera que recibieron anticipos de dinero para saldar deudas con sus planteles, se los descontarán. Y mientras no haya acuerdo en la puja distributiva de la nueva renta, todo pago será efectuado a cuenta. Así venía sucediendo hasta la temporada pasada. Los dirigentes nunca lograron ponerse de acuerdo y ahora, con más del doble de ingresos para repartir, es factible que suceda otro tanto. “Habrá que imponer la dictadura de las mayorías”, dijo sentencioso y con una pizca de humor uno de los integrantes del Comité Ejecutivo, donde la palabra de Grondona es palabra santa.