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En la AFA decidieron jugar al contraataque. Sus principales dirigentes esperan una demanda de TSC (Televisión Satelital Codificada) que, descuentan, llegará más temprano que tarde. “Sabemos que no será un juicio de esos que se compran en las librerías de Tribunales”, auguran. Y mientras tanto imaginan el día en que deban responderlo.

Uno de los hombres de Julio Grondona que intervino activamente en las negociaciones con el Gobierno, reafirmó la idea de que al fútbol “nunca tendrían que haberle pagado menos de 600 a 700 millones de pesos. Eso nos decían las consultoras nacionales e internacionales que contratamos”.

Entre los argumentos que esgrimió para la ruptura, se remontó a una situación originada en 2001: “Después de la crisis de ese año, las empresas pesificaron el contrato y nos ocasionaron un perjuicio irreversible. En ese momento nos dijeron que los abonados del cable dejaban de pagar y hasta hubo un año en que ni recibimos un peso de aumento. Si no se rescindió el acuerdo hasta 2014 fue porque no teníamos una alianza como ahora con el Gobierno”, completó la fuente.

Sin embargo, a dirigentes como Grondona, José Luis Meiszner y Carlos Portell, presidente, secretario y tesorero de la AFA, respectivamente, nadie les puso una pistola en la cabeza cuando renovaron el último contrato con TSC el 22 de junio de 2007. Suscribieron un párrafo que decía: “No existen reclamos pendientes y en consecuencia nada tiene que reclamar la AFA a TSC con relación a sus obligaciones de pago, ni por ningún otro concepto hasta la firma del presente instrumento, declarando las partes que hasta la fecha han cumplido debidamente y ejercido regularmente las obligaciones y derechos resultantes de todos los contratos mencionados en la cláusula primera - Antecedentes”.

En la AFA admiten la debilidad de que pudieron hacer algo y no lo hicieron. Por complicidad o por temor. Ahora, a sus dirigentes poco les importa revisar qué pasó.