Nadie en San Lorenzo quiere invocar la palabra tan temida. Nadie se atreve a escuchar el aleteo tan odiado. Pero el fantasma del descenso anda revoloteando los dominios azulgranas. Y todos saben que, treinta años después de aquella caída de 1981, otra vez es cierto el riesgo de perder la categoría. El bajo promedio acecha. Y entrar en zona de Promoción es una posibilidad que muy pronto puede hacerse real. A no ser que el equipo se despierte y un buen arranque de temporada alivie el rojo intenso de los números del miedo.

Por eso era vital arrancar ganándole a Lanús. Había que hacerlo para espantar los malos espíritus y refundar la autoestima. También para mandarle un mensaje optimista a la gente. Y nada de eso sucedió. Sin merecerlo, se terminó perdiendo 1-0. De todos modos, la hinchada despidió a los jugadores con un tibio aplauso final que, lejos de sancionar el mal resultado, reconoció el compromiso colectivo para alcanzar el empate. Ya vendrá el tiempo de hacer tronar el escarmiento si las cosas no salen.

No debió haber perdido el Ciclón. Mario Regueiro hizo el gol de Lanús a los 29 minutos del primer tiempo tras un desborde por la izquierda de Carranza con caño incluido a San Román, y después los granates se metieron atrás sin pudor, conjugando sólo dos verbos: aguantar y demorar. San Lorenzo, entonces, se abalanzó sobre el área de Lanús. Y a veces a los tropezones, otras con centros y pelotazos, generó media docena de llegadas que al menos debieron haber recibido la recompensa de la igualdad.

Pero así como queda claro que San Lorenzo no mereció la derrota, también debe ponerse en evidencia que el equipo no estuvo bien. Faltó juego por los costados (el técnico Asad cambió sin resultados a San Román y Bazán, los volantes externos, por Méndez y el chico Gonzalo Ramírez) y por el centro, donde no se entendió si Salgueiro fue enganche o media punta. La prolijidad del manejo de Ortigoza sólo apareció en el segundo tiempo (y de a ratos), Gigliotti nunca encontró un lugar cómodo por donde moverse y sólo la habilidad barullera de Chávez provocó complicaciones en el fondo de Lanús.

Cuando Bernardo Romeo entró a jugar por Salgueiro el último cuarto de hora, los sanlorencistas se encendieron en la inteligencia de que el empate llegaría de la mano del goleador. El primer cabezazo de Romeo salió por encima del travesaño. Pero no hubo forma de voltear la pared granate que Lanús levantó delante de su arco. Por eso, San Lorenzo terminó la tarde chocando como la empezó. Por eso se marchó con una derrota injusta que estremece con sólo mirar la fatídica tabla de los promedios.

Cancha: San Lorenzo.

Arbitro: Sergio Pezzotta.

Gol: 29m Regueiro (L).

Cambios: 13m por Diego González (5) por Camoranesi (L), 58m Méndez (5) por San Román (SL), 68m Ramírez por Bazán (SL), 69m Leandro Díaz por Romero (L), 76m Romeo por Salgueiro (SL) y 81 m Barrientos por Carranza (L).