Sin Riquelme, sin Chávez, su reemplazante natural, con Mouche en el lugar equivocado, con Sánchez Miño en el banco durante gran parte del partido, sin jugar bien, sin la solidez de otras veces, Boca perdió dos puntos y la posibilidad de escaparse en la punta de la tabla, que ahora comparte con Newell’s.

Se suponía que Julio César Falcioni iba a armar una clásica estructura de 4-4-2 a raíz de la ausencia obligada de sus enganches; que iba a meter a Sánchez Miño por la izquierda y a Erviti cerquita de Somoza, pero no. Optó por Mouche. Un falso 4-3-3, porque Mouche se tiró unos cuantos metros atrás, volanteando. Y con ese esquema el primer tiempo de Boca fue decididamente malo, sin llegadas, sin claridad, sin ideas. Un cabezazo de Insaurralde en el travesaño y una media vuelta de Silva, que hizo pasar la pelota cerca de un palo, fueron el único aporte ofensivo del equipo visitante en esos 45 minutos iniciales.

Tigre tampoco hizo una gran contribución al espectáculo, pero supo capitalizar una presunta falta a Luna en el borde del área con un exquisito remate de Cachete Morales. Orion, como en el partido contra Independiente en el gol de Osmar Ferreyra, dio un paso hacia el lado equivocado y cuando quiso regresar hacia su poste no pudo hacer otra cosa que ver cómo la pelota acariciaba los piolines.

El equipo del Vasco Arruabarrena, que dejó el alma en cada pelota dividida, sabía que este partido era vital para sostener las aspiraciones de mantenerse en Primera y evitar el alejamiento del entrenador, quien caminaba por la cuerda floja luego de varios tropezones en sus últimos encuentros.

De la mano de Castaño, con Galmarini bien plantado sobre la derecha, con un movedizo Luna inquietando al fondo de Boca, con Javier García muy seguro, colorearon la pálida imagen de los partidos precedentes.

Más por voluntad que por juego, con mucho empuje y pocas ideas, con Ledesma aportando llegada por la derecha, con Silva siempre amenazante con sus inteligentes movimientos ofensivos, Boca fue levantando de a poco en el segundo tiempo. La claridad que suele aportar Riquelme brillaba por ausencia. Suena casi ridículo preguntarse (aunque algunos lo hacen) si Boca juega mejor con o sin Riquelme. Algunas victorias conseguidas sin el aporte del crack generaron la falsa idea de que a Boca le conviene no contar con Román. Bastaría con preguntarles a los técnicos rivales, a cualquiera, si prefieren enfrentar a Boca con o sin Riquelme, para terminar con las dudas.

A los empujones, Boca alcanzó el empate tras un corner ejecutado por Mouche y que conectó Insaurralde y a los empujones marcó un segundo gol anulado por mano de Ledesma antes de mandar la pelota a la red. Aquí estuvo bien el árbitro, que se equivocó en la falta previa al gol de Tigre y no cobró un clarísimo penal a Luna en el segundo tiempo.

Con los jugadores de Tigre al borde del agotamiento, Boca quería más, pero paradójicamente el que logró quebrar el empate fue el equipo local. Tiro libre desde la izquierda, cabezazo de Schiavi contra su propio arco ante la sorpresa de Orion y gol para desgracia de Boca y también de San Lorenzo y todos los que se proponen zafar de la guadaña.

En el último instante del partido, un centro de Franco Sosa provocó un fenomenal revuelo en el arco de Javier García y la pelota anduvo flotando a centímetros de la raya de gol, pero no pasó nada. Y Boca se quedó con las manos vacías, mientras Tigre celebraba una victoria que tal vez no merecía, pero que le va a servir, sin dudas, para recuperar el ánimo y acercarse a aquel equipo de las primeras fechas de este torneo.

Estadio: Tigre.

Arbitro: Saúl Laverni.

Goles: 26m D. Morales (T); 78m Insaurralde (B), 87m Schiavi, en contra (T).

Cambios: 45m Sosa (6) por Roncaglia (B), G. Díaz (5) por Maggiolo (T), 77m Sánchez Miño por C. Rodríguez (B) y Escobar por R. Martínez (T), 83m Erbes por Somoza (B), 85m L. Díaz por D. Morales (T).