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Lunes, 15 de octubre de 2012

FúTBOL › EL íDOLO DEL BARCELONA ASUMIó EL PROTAGONISMO QUE SE LE RECLAMABA EN LA SELECCIóN

Que de la mano de Lio Messi, todos la vuelta...

La explosión de la máxima figura y capitán del equipo de Sabella invita a soñar con la clasificación anticipada para el Mundial de Brasil 2014. Con estos resultados, el DT está en condiciones de trabajar sin angustias ni presiones, pensando en Brasil 2014.

 Por Daniel Guiñazú

Por más que Alejandro Sabella se declare “moderadamente optimista” acerca del futuro de la Selección Argentina, los números de la tabla de posiciones de las Eliminatorias Sudamericanas emiten un mensaje fuertemente positivo: la clasificación para el Mundial de Brasil 2014 está al alcance de la mano. Los 17 puntos logrados sobre 24 posibles permiten afirmar que con sólo sumar de 8 a 11 unidades más de las próximas 24 por disputar, el equipo en el que deslumbra Lionel Messi se asegurará su pasaje para la máxima competencia del planeta fútbol.

No es antojadizo el cálculo. En todas las Eliminatorias anteriores, desde que el formato de todos contra todos se instauró para llegar al Mundial de Francia, los 25 puntos fueron el piso mínimo de la clasificación. Con ese puntaje entró Chile en el cuarto puesto en 1998. Después, para Corea-Japón 2002, Paraguay lo hizo con 30 y para Alemania 2006 con 28, y Argentina también pasó con 28 para Sudáfrica 2010.

La proyección indica que el objetivo de llegar al Mundial de Brasil habrá de cumplirse pronto y sin sobresaltos. Salvo que la Selección caiga en un pozo depresivo similar al de la segunda rueda de las Eliminatorias anteriores cuando –dirigida por Alfio Basile y Diego Maradona– perdió cinco de los nueve partidos que disputó, el rendimiento del equipo de Sabella y Messi permite suponer que esa marca mínima de 25 a 28 puntos se superará holgadamente, y que es posible ganar las Eliminatorias. Acaso no con el puntaje record de 43 unidades en el primer ciclo de Marcelo Bielsa, para el Mundial de 2002. Pero sí igualando e incluso superando los 34 puntos alcanzados junto a Brasil en la clasificación para Alemania 2006.

El fixture parece muy accesible para la Argentina. Luego de visitar mañana a Chile, la Selección retomará las Eliminatorias entre el 22 y el 26 de marzo de 2013, cuando reciba en sede todavía a definir a Venezuela, y luego vuelva a la temible altura de La Paz para enfrentar a Bolivia. Entre el 7 y el 11 de junio será local ante Colombia y visitante de Ecuador en Quito; del 6 al 10 de septiembre, primero quedará libre y después irá a Asunción para jugar con Paraguay; y cerrará la clasificación entre el 11 y 15 de octubre del año venidero ante Perú (local) y Uruguay (visitante).

De toda esta programación, a priori resultan riesgosas las visitas a las alturas de Bolivia y a Ecuador (que ganó todo lo que jugó en el estadio Atahualpa de Quito), y la llegada de Colombia con José Pekerman en el banco y todo el poder goleador de Falçao García dentro de la cancha. Es posible que, si no reacciona antes, Paraguay ya esté fuera de carrera cuando haya que ir en septiembre al estadio Defensores del Chaco y que la Argentina ya llegue clasificada al desquite de octubre con Uruguay en el estadio Centenario de Montevideo.

O sea: Sabella está en condiciones de trabajar sin angustias ni presiones desmedidas en la puesta a punto del equipo para el Mundial. Un escenario impensable tras aquel comienzo vacilante, cuando la derrota por 1-0 ante Venezuela en Puerto La Cruz y el desencantador 1-1 con Bolivia en el Monumental ensombrecieron el panorama y hasta llegaron a poner en tela de juicio la continuidad en su cargo del ex técnico de Estudiantes.

Bien puede afirmarse que, a partir de allí, nació el actual presente venturoso de la Selección. Puesto al filo de la cornisa y apuntado por su estilo indefinido, el equipo se rehízo en aquella lluviosa tarde del 15 de noviembre de 2011 en Barranquilla, cuando transformó el 0-1 del primer tiempo en un 2-1 construido con sudor y esfuerzo, y con los goles de Kun Agüero y Lio Messi. En esa victoria y en ese segundo tiempo fundacional, Sabella probó por primera vez en las Eliminatorias (ya lo había hecho en la Copa América ante Costa Rica en Córdoba) el tridente Messi-Higuaín–Agüero. Nada fue igual desde ese momento.

De los últimos 12 puntos, Argentina ganó 10. Arrasó 4-0 a Ecuador en el Monumental, batió 3-1 a Paraguay en Córdoba, igualó 1-1 con Perú jugando de mal a muy mal y aplastó 3-0 a Uruguay en Mendoza. Y de los 13 goles que marcó en los últimos 5 partidos, Messi hizo 5, Higuaín y Agüero 3 y Di María 2. Prueba evidente de que a la Selección le sobra lo que a otros les falta: delanteros. Y de que, a partir de ese poder de fuego, Sabella debería armar todo lo demás.

Pero no es ese ataque devastador la única buena noticia que ha dejado la primera rueda de las Eliminatorias. Acaso haya otra más importante que ninguna otra: parece haberse encontrado la manera para que Messi sea feliz con la camiseta celeste y blanca calzada en su pecho. Sabella le ha sabido tocar el corazón sin necesidad de recurrir a gestos ampulosos o a palabras de ocasión. Y el resto de los jugadores le ha reconocido un liderazgo de perfil bajo que Lio ejerce, más que en la intimidad del vestuario, en el verde césped, donde verdaderamente se ganan y se pierden los partidos.

En la cancha, Messi ha devuelto la confianza con creces. Y el dato contundente de sus 13 goles en las últimas 13 salidas de la Selección (oficiales o amistosos) y sus actuaciones tan deslumbrantes como las habituales en el Barcelona lo convierten en el as de espadas del equipo. Aquel que no sólo puede acelerar y embellecer la llegada a Brasil 2014 sino, también, hacernos soñar con una Copa levantada en plena casa (y en plena cara) del rival más enconado.

Para eso todavía falta. Mientras tanto, Sabella va perfilando un equipo base que intimida del medio hacia arriba, impone respeto en la mitad de la cancha con el despliegue de Javier Mascherano y la elegancia de Fernando Gago, afirmado definitivamente como titular, pero que aún siembra algunas dudas en el fondo. La jerarquía que sobra adelante está faltando atrás, por más que la defensa parece estabilizada con Zabaleta, Federico Fernández, Garay y Rojo. El banco no le ofrece grandes variantes al técnico. Y por más que el pronto regreso de Nicolás Burdisso (lesionado en aquel partido ante Colombia) le solucione algunas cuestiones en el juego aéreo, da toda la impresión de que el funcionamiento de la defensa será una de las tareas en las que Sabella deberá insumir más horas de las pocas que tiene por delante en cada convocatoria.

Claro que está Messi. Y cuando él entra en la cancha, se arregla lo roto, se ilumina lo oscuro, brilla lo opaco y hasta los sueños más desbocados pueden hacerse realidad en lo que queda de las Eliminatorias. Y en el Mundial de Brasil, el gran objetivo que ya se roza con la punta de los dedos celestes y blancos.

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Pausa durante el entrenamiento. Agüero, Di María y Messi, claves frente a Uruguay.
Imagen: AFP
 
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