FúTBOL › EL EMPATE FUE MUCHO PREMIO PARA EL EQUIPO DE FALCIONI, SIN GRANDES INDIVIDUALIDADES
› Por Facundo Martínez
Si se analiza el planteo del partido con la actuación colectiva e individual de cada equipo, el empate resultó ser demasiado premio para Boca, que en estos aspectos estuvo siempre por debajo de River. Sin embargo, lo hecho por algunas de sus individualidades, como por ejemplo Erviti –que jugó de once y de ocho, y hasta hizo un gol en posición de nueve– o los centrales Schiavi y Burdisso –los más sólidos del equipo– o esos pocos minutos de fútbol que entregó Paredes, le permitieron al equipo de Falcioni rescatar al menos un punto en el Monumental.
La primera la tuvo River y fue gol de Ponzio de tiro libre. El área de Boca había sido regada minutos antes del arranque (lo mismo ocurrió en la segunda parte, sin que nadie advirtiera la avivada riverplatense, que quizá pueda ayudar, pero de seguro no alcanza para ganar partidos) y el remate picó frente a Orion y dejó al arquero con las manos zonzas, intentando contener la pelota. Mal comienzo para el arquero xeneize, que después volvió a quedar desairado y gateando cuando el uruguayo Mora lo superó en el mano a mano y definió para que River sacara su ventaja de 2-0. Hubo en esta jugada un error grosero de Colazo, improvisado marcador lateral (había ingresado por lesión de Sánchez Miño) que no supo cómo cerrarle espacios a Sánchez y así le permitió sacar el bonito pase profundo que habilitó a Mora.
En la línea del fondo, Albín alternó buenas y malas: aportó poco en ataque y fue por momentos impreciso, y en la marca fue tan riguroso que le facilitó a River varios tiros libres desde posiciones peligrosas. Sólo Schiavi, por presencia y rudeza –en su último Superclásico le tocó asustar a Mora–, y Burdisso –siempre atento al anticipo– dieron algunas garantías; aunque el primero cometió un error garrafal cediéndole una pelota a Sánchez en la puerta del área, que el uruguayo definió mal, con un remate que se le fue muy alto.
Lo peor de Boca estuvo en el mediocampo. No funcionó la línea de cuatro que impuso Falcioni, con Chávez como ocho, de a ratos como enganche, porque ni él –pese a que mejoró un poco en la segunda parte– ni Sánchez Miño lograron imponerse por las bandas para alimentar con centros –ésa era la idea del DT– a la dupla de ataque. El que sí hizo diferencia en esta línea, a pesar de que Boca volvió a mostrar su desprecio por tener la pelota, fue Erviti. Su empuje y voluntad fueron claves para el agónico empate en el minuto 90. También se puede destacar lo hecho por Paredes en los pocos minutos que estuvo en la cancha: panorama y pausa justa en la jugada del gol de Erviti.
Los tanques de arriba, en cambio, entraron poco en contacto con la pelota. Lo de Viatri se limitó a dos cabezazos con destino de gol que controló Barovero; Silva, por su parte, luchó y molestó todo el partido, pero apenas pateó una al arco, de media vuelta, en el primer tiempo; mejoró en el segundo, ejecutó bien el penal que generó el ingresado Acosta y bajó con el pecho la pelota que Erviti tomó para el 2-2.
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