FúTBOL › EL EQUIPO DE PIZZI JUGó UN GRAN PARTIDO Y VENCIó 2-0 A RIVER EN EL NUEVO GASóMETRO
Con un gol de Stracqualursi antes del minuto, el conjunto local se puso en ventaja rápido y luego dominó a voluntad para justificar la victoria. Cetto, con un cabezazo, aumentó la diferencia. Los cambios de Ramón no surtieron efecto.
› Por Ariel Greco
Resulta casi imposible soslayar un gol antes del minuto de juego en el análisis de un encuentro, ni los condicionamientos que ello genera. Pero más allá de la ventaja inicial que encontró San Lorenzo, la diferencia táctica entre un equipo y otro quedó marcada con mucha claridad en esa primera mitad, en la que quedó justificado con amplitud el triunfo 2-0 que consiguió San Lorenzo. El equipo de Pizzi pudo plasmar en la cancha todo lo que había planeado en el pizarrón. En contrapartida, Ramón Díaz jamás se había imaginado el partido que se dio.
Todo nació con una jugada que bien podría ser contada como de rugby: los forwards de San Lorenzo empujaron, fueron ganando metros y, luego de tres fases, volvió el fútbol. La pelota le quedó muerta a Stracqualursi, que definió con un zurdazo bajo desde el punto del penal. El gol llegó antes de los merecimientos, que San Lorenzo se encargó de justificar con un clarísimo dominio en los minutos que siguieron. Tanto que el segundo gol de Mauro Cetto llegó como consecuencia de un trámite monótono, en el que la claridad, las situaciones de gol y hasta las pelotas divididas le pertenecían.
Una de las mejores herramientas que había mostrado el River de Ramón en esta segunda etapa eran las subidas por los costados, sobre todo por la izquierda con Vangioni. Y allí puso la mirada Pizzi en su planteo. Por un lado, para contenerlo con la marca de Prósperi, que lo esperaba cada vez que River atacaba. Pero además pensó en lastimarlo, con la posición de Buffarini a espaldas del ex Newell’s. La tercera pata para completar el triángulo era la inteligencia táctica de Mercier, que se unía a la línea de fondo cuando Prósperi salía lejos a tomar a Vangioni.
Con esa fórmula, San Lorenzo transformó una de las mejores armas de su rival en un punto flojo. Es que Vangioni no podía desequilibrar en ataque y no llegada a cubrir sus espaldas cuando se las buscaban. Y por ese sector San Lorenzo encontraba tierra fértil, ya que Bottinelli no llegaba a cruzar. A partir de esa distancia táctica, el 2-0 parcial estaba justificado. Además, las individualidades también marcaban diferencias. Kalinski dominaba con suficiencia la zona media, donde ni Ponzio ni Ledesma conseguían hacer pie. Y los centrales azulgranas sometían sin problemas los tímidos intentos de Mora y de Trezeguet.
El intento de cirugía mayor que practicó Ramón en el vestuario, con tres cambios y modificación de esquema, alcanzó para cambiar el desarrollo, pero no para variar el resultado. El partido se transformó en una lucha más pareja, ya sin tantas ventajas por aquel famoso costado izquierdo. Pero la diferencia ya era mucha. Además, Pizzi leyó bien de nuevo los cambios rivales y dejó dos líneas de cuatro definidas, para no pasar sobresaltos. El trabajo fino ya estaba hecho.
Estadio: San Lorenzo.
Arbitro: Germán Delfino.
Goles: 1m Stracqualursi (SL); 19m Cetto (SL).
Cambios: 45m Iturbe (5) por Díaz (R), Rojas (5) por Ledesma (R), Luna (5) por Trezeguet (R); 63m Piatti (5) por Jara (SL); 68m Verón por Ruiz; 79m Contreras por Stracqualursi (SL).
Incidencia: 84m expulsado Verón (SL).
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