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Lunes, 28 de julio de 2014

FúTBOL › OPINIóN

Los nostálgicos del Mundial

 Por Juan José Panno

Dos semanas ya y, como los japoneses que no se habían enterado de que terminó la guerra y siguieron mucho tiempo escondidos en un hoyo, de vez en cuando nos sorprendemos entonando bajito: “Vamos, vamos, Argentina, vamos, vamos, a ganar...”. Y seguimos teniendo pesadillas con el coloradito Götze, porque nos caen pesados los goles que nos comimos y nunca podremos digerir. Si vamos al cumpleaños de un querido amigo, después del happy birthday todos cantamos: “Amigo, decime qué se siente tener más años que Pelé”. Si nos visita una hija que vive en otro país, la recibimos al son de: “Hija, decime qué se siente estar en casa de papá”. Y así.

Somos los nostálgicos del Mundial, gente que anda por la vida –parafraseando a Isidoro Blaisten– “con el corazón abierto por melancolía”, preguntándonos todavía qué pasaba si el tano cobraba el penal del arquero alemán y cómo hicieron los brasileños para soportar todas nuestras cargadas y cómo hizo la FIFA para darle el premio al mejor jugador a Messi y cómo hacemos nosotros para bancarnos que el Mundial terminó y que para el próximo vamos a tener que esperar cuatro años. ¡Cuatro años! Cuatro... cientos años de sensación temporal.

Los nostálgicos del Mundial somos gente civilizada y por eso aceptamos la deserción en nuestras filas de los hinchas de San Lorenzo, gente que de momento está en otra cosa y no se preguntan –como nosotros– si hay pronto algún Mundial de alguna cosa. Cuando nos enteramos de que el mes que viene se disputa el Mundial de básquetbol y nos dicen que el año que viene hay Copa América y al año siguiente una Copa América ampliada con los de la Concacaf, capaz que se nos escapa una mueca chiquita, apenas respetuosa con el interlocutor. Y decimos estúpidamente: “Ahí, mirá”.

No alcanza. Y tampoco alcanza la noticia de que la semana que viene empieza el campeonato local. Queremos Mundial, brasileños con la camiseta de Alemania para putear, Mascheranos cruzando a tiempo, partidos con tribunas contrapuestas; queremos que las amadas mujeres vuelvan a despertar nuestras bestias interiores cuando preguntan si ya empezó tan rápido la serie de penales sólo porque cobran un penal a los diez minutos de un partido.

Te perdonamos todo, Mundial, los silbidos a Dilma, los manejos de la FIFA, los dientes de Suárez, las dudas de Sabella, los vómitos de Messi, los penales no cobrados, todo.

Volvé Mundial y vení, vení, canta conmigo...

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