FúTBOL › EL EMPATE NO LE QUEDO MAL A UN SUPERCLASICO EMOTIVO
Los dos tuvieron un tiempo para festejar
River, que jugó un gran primer tiempo y logró dos goles de ventaja, se cayó en el segundo y permitió la recuperación de Boca, que empató con goles del Mellizo Guillermo Barros Schelotto, la gran figura de la tarde. Los goles de River fueron marcados por D’Alessandro (un golazo, tras una sucesión de toques) y Cavenaghi (tras un penal grosero de Abbondanzieri). Fueron expulsados Demichelis y Darío Husain. Se lesionó Tevez.
› Por Juan José Panno
En los papeles, Boca llegaba anímicamente mejor, agrandado más por fracasos de River que por méritos propios, aunque en el dorso de esos mismos papeles se veía que River encaraba el clásico con la imperiosa necesidad de mejorar su imagen, dispuesto a jugárselo todo. Los papeles, protagonistas centrales de la tarde en la Bombonera, se quemaron más de una vez, contrariando primero los pronósticos y después las explicaciones lógicas.
El gran papel de River. Fue coincidente con el papelón de Boca y duró desde el inicio del partido hasta los 30 minutos, por lo menos. En ese lapso, el equipo de Pellegrini fue ampliamente superior y le pintó la cara (para el caso, se la empapeló) a los muchachos de Bianchi al punto que Costanzo tocó por primera vez la pelota exactamente a la media hora de juego, mientras Abbondanzieri, además de ir a buscar la pelota al fondo del arco una vez, había padecido variadas angustias. La diferencia fundamental estuvo en el medio. Coudet dominaba la franja derecha, Claudio Husain tocaba hasta con exquisitez, D’Alessandro pisaba y pasaba y Lucho González acompañaba, mientras los volantes de Boca la veían pasar y no la podían agarrar. El gol fue una joyita: enganche de Fuertes, centro hacia atrás, pase cortito de Claudio Husain para Coudet, toque de zurda para D’Alessandro y remate violento que apenitas se desvió en Jerez, pero que igual habría llegado a la red. Golazo. En ese primer tiempo, las pocas señales de vida de Boca las dio casi siempre el mismo: Guillermo Barros Schelotto, solo contra toda la defensa de River y solo para compensar los desatinos de Cagna, Cascini y Clemente Rodríguez.
Papel de lija. A los 36 m, el Mellizo exageró una caída cuando Demichelis lo raspó en la mitad de la cancha y logró que River se quedara con 10, aunque la alegría duró poquito. El arbitro fue durísimo con el defensor de River y muy blando con Cascini, quien se pasó toda la tarde pegándole a D’Alessandro o a cualquiera con camiseta de River que se le cruzara.
El papel del pavo. Once contra diez, Boca se tiró de cabeza sobre el arco rival y en el primer contraataque Coudet quedó mano a mano con Abbondanzieri. El rubio volante se abrió sobre su derecha y se quedaba casi sin ángulo, pero el arquero se preguntó: “¿Ahora qué hago?”, y se contestó: “El papel del pavo”, y barrió con los pies tontamente a Coudet; penal. Lo tiró Cavenaghi y fue 2 a 0.
Papel higiénico. No demoró mucho Pellegrini en hacer un cambio asustadizo: Víctor Zapata por Cavenaghi, para cubrir el lugar de Lequi que había pasado al puesto de central para ocupar el sector del expulsado Demichelis. ¿Se equivocó el entrenador? Si hubiera ganado River, seguramente se le habría elogiado el nuevo dibujo táctico. Como River perdió, como Zapata no pudo con Estévez en el segundo tiempo, el técnico se convirtió en el malo de la película, el centro de todas las críticas de los golpeados hinchas.
Papel de héroe. Lesionado Tevez, cansado de correr la coneja Cagna, Bianchi apeló a lo que le quedaba a mano: el Equi y Estévez. Boca mejoró, pero no mucho, y River se metió atrás bastante más de lo que estaban dispuestos a soportar los hinchas. Boca avanzaba sin asustar hasta que le salió una a Guillermo Barros Schelotto, el héroe de La Boca. Bajó con el pecho un centro de Clemente Rodríguez y le dio mordido de zurda, al segundo palo. La pelota pasó entre varias piernas y Costanzo, tapado, no pudo hacer demasiado. Entre el descuento y hasta el empate, Boca pareció un equipo en serio. Anticipaba atrás, hacía circular la pelota a partir de la fineza en la pegada y la inteligencia de Ezequiel González, desbordaba por el lado de Estévez y también llegaba por la izquierda. Guillermo recibió otro pase de Clemente Rodríguez y definió sobre la salida de Costanzo. Dos a dos.
Papeles firmados. Lo pudo ganar Boca si hubiese mantenido la presión; lo pudo ganar River en un nuevo macanazo del Pato y en un remate cruzado de Darío Husain, pero con el 2 a 2 terminaron todos conformes, firmando lapaz, en un partido que resultó entretenido por donde se lo mire. Los papeles se volvieron a quemar más tarde, en La Plata, donde Vélez le ganó a Gimnasia y quedó como único puntero y único dueño de un domingo clásico.
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