FúTBOL › BOCA Y RIVER RATIFICARON LO QUE TIENEN Y LO QUE LES FALTA
Ida y vuelta entre dudas y certezas
Por Ariel Greco
El emocionante clásico que protagonizaron Boca y River sirvió para ratificar varias cuestiones que se venían insinuando en los partidos previos de ambos equipos y que ayer quedaron claramente demostradas. El 2-2 y las circunstancias que lo rodearon influyeron para potenciar las certezas y acentuar las dudas que cada grupo traía antes del Superclásico.
Dudas. La fortaleza anímica de este plantel de River quedó nuevamente resquebrajada. Mientras la situación fue favorable, los visitantes no tuvieron problemas en ejercer una superioridad clara y sacar con justicia dos goles en el marcador. Ante los momentos anímicos adversos, volvió a mostrar su peor cara. Entre los dos goles de Boca se dejó acorralar, casi no intentó contraatacar y ni siquiera se defendió con acierto. Ya con la ventaja dilapidada, River otra vez se sacó los complejos e impuso su mejor técnica individual y colectiva. No le alcanzó para lavar la imagen.
Certezas. La convicción que tiene Boca desde que Carlos Bianchi es su entrenador se transformó en el arma fundamental de su ciclo, muy por encima de las individualidades, del esquema o del trabajo colectivo. Desde lo futbolístico, ayer no existía ningún fundamento para suponer que su equipo podía alcanzar el empate. Pero gracias a la fe que se tuvieron sus jugadores, en especial Guillermo Barros Schelotto, Boca otra vez exhibió esa convicción que le permitió llegar a la igualdad. Una muestra clara es que su mejor momento en el partido coincidió con el tramo más caliente del juego.
Dudas. Si la continuidad de Manuel Pellegrini estaba puesta en peligro a partir de las críticas que había recibido por la actitud del equipo en Cali, el paso por La Boca no lo ayudará demasiado para que se sostenga en el cargo. El cambio de Víctor Zapata por Fernando Cavenaghi cuando River ganaba 2-0 antes del final del primer tiempo –incluso la variante estaba planeada antes del penal que convirtió el goleador– puede transformarse en un estigma, como le sucedió a Américo Gallego con aquel recordado 3-0 en la Copa Libertadores. Con el empate final, habrá que esperar la reacción de los hinchas en el próximo partido para tener más claro el panorama.
Certezas. Cuando River consigue que sus jugadores impongan sus condiciones técnicas, se convierte, probablemente, en el equipo que mejor juega en la Argentina. Con el talento de D’Alessandro, la dinámica de Coudet, la inteligencia de Cavenaghi para tirarse atrás y no sólo quedarse en ser un goleador de área, son argumentos muy sólidos para el medio local. Ayer lo impuso durante media hora y sacó dos goles de diferencia. Cuando intentó llevar el partido a un terreno que no maneja, terminó resignando la victoria.
Dudas. El rendimiento de Boca como local de cara al partido ante América le tiene que generar mucha preocupación a su técnico. El mediocampo con tres volantes de contención, que ni siquiera resuelven ese aspecto del juego, le quita variantes de ataque, que en los últimos partidos quedaron reducidas a la inspiración de Tevez o de Barros Schelotto. Ayer le alcanzó con el Mellizo, habrá que si será suficiente ante los colombianos.
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