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Lunes, 11 de agosto de 2014

FúTBOL › DERROTA CON NEWELL’S EN LA BOMBONERA, EN UN PáLIDO ARRANQUE EN EL TORNEO OFICIAL

Boca nunca salió de entre las sombras

Sin encontrar el interruptor para encender la luz del fútbol, con el fantasma de Riquelme sobrevolando el estadio, el equipo sumó otra caída luego de la eliminación de la Copa Argentina, y en el final se oyeron las voces de la bronca.

La Bombonera parecía iluminada con lamparitas de 25 bujías. Era como si hubiera bajado la tensión o se hubiera decidido encender la mitad de los focos. La escenografía estuvo a tono con el rendimiento del equipo: Boca no tuvo luces y sumó una nueva frustración. Después de la caída contra Huracán por la Copa Argentina, se dio este nuevo apagón contra Newell’s, en el debut del llamado campeonato de transición en el que Boca no parece estar en tránsito hacia nada nuevo.

Sin Riquelme, cuya sombra sobrevoló el estadio durante toda la noche, con Magallán y Carrizo como titulares y con otras caras nuevas que se iban asomando a medida que pasaban los minutos (en el segundo tiempo entraron el chileno Fuenzalida, Chávez y Castellani), el equipo dirigido por Bianchi reprobó el examen inicial y el técnico se vio obligado a decir que “bueno, esto recién empieza, faltan 18 fechas”, cuando le pidieron que explicara las razones de la derrota. En la semana, el entrenador había declarado que su equipo estaba “seis puntos”; pero a la hora de la verdad estuvo aun por debajo de ese puntaje en el promedio del rendimiento individual y colectivo. Con una actuación un poquito mejor hasta le pudo alcanzar para rascar el empate, porque Newell’s no fue una maravilla, ni mucho menos.

Boca arrancó bien, generó algunos encuentros interesantes en el medio, mostró la buena predisposición de Carrizo, volante por la derecha que se las arreglaba para aparecer por el otro lado y exigió a Ustari con un par de remates de media distancia. Pero la luz de un fósforo fue, como dice el tango. Y ya a los 20 minutos empezó a repetir la pelota, a mostrar luces intermitentes en el medio y a atacar sin ideas, sin explosión, sin cambio de ritmo.

En el segundo tiempo, con el 0-1 en contra, fue a la carga con tanta insistencia como desorden y generó muy pocas situaciones de gol, nada en relación con el tiempo de manejo de la pelota y con el espacio del dominio territorial. Fuenzalida, volcado sobre la derecha, se animó a pegarle un par de veces de media distancia; Castellani, doble cinco al lado de Gago, pidió mucha la pelota; y Chávez, tirado sobre la izquierda, aportaron un rayito de luz en las tinieblas, pero no alcanzó para quebrar la resistencia de Ustari, que según los hinchas mostró una seguridad que no tenía cuando jugaba en Boca.

Newell’s tuvo en la segunda mitad del período inicial algunos pasajes luminosos en los que hizo circular la pelota con velocidad y justeza, y armó algunas buenas jugadas entre las que se destaca una buena pisada de Maxi Rodríguez con toque a Corvalán, remate cruzado y rechazo de Grana sobre la raya, con Orion totalmente fuera de foco. Pese al bajo nivel de Scocco y la irregularidad de Maxi, los rosarinos complicaban con la velocidad y la desfachatez del debutante Mauricio Tévez (17 años, de la quinta división). El pibe enganchó una pelota a 25 metros del arco, después de una mala entrega de Grana y le dio. “A mí no me gusta mucho patear al arco, pero cerré lo ojos y le di.” Salió un remate cruzado, contra el palo derecho de Orion, que voló todo lo que pudo, pero su brazo derecho quedó lejos de la pelota.

En el segundo tiempo, Newell’s –más apurado por encontrar un resultado que una identidad– metió a Mateo entre los dos centrales, sumó volantes hasta dejar solo a Maxi arriba y aguantó las embestidas rivales. Le salió bien. Y mientras los jugadores, ya en los vestuarios, celebraban la victoria y La 12 cantaba aquello de “aunque ganes o pierdas...”, surgieron espontáneas, desde distintos sectores del estadio, las voces de la bronca para recordar a la familia de Angelici primero y al ídolo Riquelme, después. Lo que siguió fue un pesado silencio en la penumbra.


Estadio: Boca.

Arbitro: Federico Beligoy.

Gol: 45m Tévez (N).

Cambios: 38m Corvalán (5) por Cáceres (N); 67m Fuenzalida por Carrizo (B) y Chávez por Erbes (B); 71m Figueroa por Tévez (B); 77m Castellani por Bravo (B) y 87m Orzan por Scocco (N).

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Mauricio Tévez remata al arco, con los ojos cerrados, según admitió, y vencerá a Orion con su complicidad.
Imagen: Télam
 
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