Lunes, 4 de diciembre de 2006 | Hoy
CONTRATAPA
Por Leonardo Castillo
Armas, diamantes, inversiones en todo tipo de empresas, cinco nacionalidades y varias acusaciones de lavado de dinero jalonan la trayectoria de Arkady Gaidamak, el millonario ruso propietario del humilde Portsmouth, equipo que bajo su influencia se convirtió en la revelación del presente campeonato inglés, llegando a ubicarse a tres puntos del líder, el Manchester United, y que ahora se mantiene a 10 unidades del bicampeón Chelsea, cuya titularidad pertenece a un compatriota suyo, Roman Abramovich. Entre ambos parece perfilarse una dura lucha por ejercer una posición dominante en el mercado de una Premier League cada vez más sometida al influjo de capitales extranjeros de dudosa procedencia.
De origen judío, Gaidamak dejó la Unión Soviética en 1976 cuando tenía 24 años. Emigró junto con su familia a Francia y luego a Canadá, países en los que obtuvo sendos pasaportes. Al igual que otros oligarcas rusos, aprovechó la caída del socialismo para hacerse rico con una fórmula tan sencilla como infalible: comprar a módicos precios internos las materias primas de las empresas estatales en liquidación, para venderlas luego a valores internacionales.
A principios de los ’90 entró en el negocio de los diamantes y fundó una empresa para extraerlos en Angola, que se encontraba en plena guerra civil. Trabó amistad con el presidente Dos Santos y compró la deuda que el país africano tenía con la extinta Unión Soviética. A su vez, en Rusia siguió con sus inversiones: compró empresas extractoras de diamantes y bancos. Sus actividades en su tierra natal resultaron tan provechosas que los funcionarios del Kremlin decidieron otorgarle un pasaporte diplomático a su nombre.
Pero las autoridades francesas lo acusaron en el 2000 de traficar armas debido a sus actividades en Angola, y Gaidamak debió, en consecuencia, refugiarse en Israel –donde obtuvo otro pasaporte– con el propósito de evitar un pedido de extradición que aún hoy pesa sobre él. Volvió a dedicarse al rubro de los diamantes y junto con un judío ortodoxo nacido en Uzbekistán, Lev Levaiev, fundó una empresa destinada a comercializar las piedras preciosas extraídas en Africa.
Pero dos años atrás, la sociedad entre Arkady y su amigo Lev se rompió y no precisamente en buenos términos. Meses después, Gaidamak apuntó al negocio de las franquicias deportivas. El empresario se hizo entonces con la propiedad del Betar Jerusalén, un equipo de fútbol de la Primera División. Ni corto o perezoso, Levaiev hizo su propia jugada: se asoció con Roman Abramovich y compró el Hapoel Tel Aviv, que también milita en la máxima categoría del fútbol israelí.
“Si Roman invirtió aquí, ¿por qué yo no puedo hacerlo en Inglaterra?”, pareció razonar Gaidamak, y así fue como en enero de este año se compró el Portsmouth, equipo donde por entonces militaba el argentino Andrés D’Alessandro, que dejó el club al iniciarse la temporada 2006-07. Al frente del equipo quedó su hijo Alexandre, de 30 años, quien, no bien asumió, negó la participación de su padre en la operación, algo que suele caracterizar a la mayoría de los capitalistas rusos que invierten en el fútbol.
Con una fuerte inyección de capital, los Gaidamak salieron a comprar varias figuras: el nigeriano Kanu, el zimbabuo Benjani y el volante portugués Pedro Mendes llegaron al equipo en el cual también se incorporó el ex defensor de la selección inglesa y el Arsenal, Sol Campbell, que decidió cambiar de aire luego de varias temporadas. Gracias a estas individualidades y a un plantel muy joven, el Portsmouth sorprendió a todos en el arranque de la Premier League al mostrarse como un firme candidato a convertirse en protagonista del certamen, en base a un estilo de juego que combinan de forma armónica la vocación ofensiva y la agresividad a la hora de recuperar la pelota, características propias del fútbol británico.
“Ahora tenemos capitales y un proyecto a largo plazo. Hace unos años, el Chelsea hizo lo mismo y ahora es uno de los equipos más importantes de Europa; tal vez nosotros logremos algo similar y pasemos al frente. Sería como un sueño”, comentó con entusiasmo el manager del club, Harry Redknapp, sobre los planes que Gaidamak tiene en el Reino Unido. Así, el duelo entre estos dos magnates rusos parece servido. Sólo resta saber cómo se saldará y si habrá vencedores y vencidos.
Redknapp entrena al plantel desde hace dos años y, a pesar de los malos resultados que obtuvo en la temporada 2005-06, fue confirmado en su cargo y todo indica que las cosas le van mucho mejor. Con la campaña cumplida hasta ahora por el Portsmouth, el entrenador logró que las acusaciones por haber cobrado comisiones ilícitas en la venta de jugadores –según difundió un informe de la BBC– pasaran a un segundo plano, al menos por ahora.
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