Lunes, 14 de julio de 2008 | Hoy
CONTRATAPA › MáS CANCHA Y MENOS CAMPO
Por Juan José Panno
¿Cuánto hace que jugaron Racing y Belgrano?, se pregunta el tipo. ¿Quince días? ¿Quince años? Quince millones de milenios, se contesta, mientras sigue haciendo zapping inútilmente hasta recalentar la tele. Pasa por TyC Sports, por Fox, Espn, Espn+, Canal 7, salta y recorre los canales europeos, el chileno, el brasileño. Nada. No hay nada. Se acabó el campeonato de acá, la Copa Libertadores, la Eurocopa, los torneos extranjeros. Es una época sandwich: la Sudamericana, el fútbol de los Juegos Olímpicos y el Apertura recién se abren en agosto, las Eliminatorias en septiembre. El tipo siente que hay una confabulación para vaciar de contenido los fines de semana de todo el universo. Antes, en julio había Mundial sub-20 o fechas pendientes de la Copa Libertadores o, aunque fuera, amistosos más o menos interesantes, pero ahora nada. Nada. De todos modos optimista por naturaleza, el tipo no se resigna y dale que dale al botoncito esperando que en algún momento se pinte toda de verde la pantalla, pero de campos de fútbol, nada. De campo, eso sí hay de todo. Amenaza De Angeli, sermonea Nelson Castro, patea (en contra) Buzzi, pone cara de malo Santo Biasatti, pone cara de nada Macaya Márquez. Yo argentino, no dice nada, ni del campo ni del Gobierno, ni de fútbol. Y eso es lo grave: que no hay Macaya porque no hay fútbol. Y lo que hay son partidos viejos, gastados, absurdos. Dan un Barcelona-Villarreal de hace cuatro años. Hay partidos de la liga norteamericana en los que ni siquiera juega Barros Schelotto. Yanquis go home.
El tipo hace zapping y más zapping. En un canal parece que dan Apocalypsis Now, pero no es la película de Coppola, es la Carrió anunciando que se viene el fin del mundo sólo para la Argentina. Nadie pregunta nada, Carrió es como dios y está en todos lados. Una cruz. Duhalde dice que la culpa de todo la tiene Kirchner porque no dejó a Lavagna. Barrionuevo ladra y un movilero mueve la cola contento con las declaraciones contra el Gobierno. Zapping y más zapping. Aparece la cancha de Argentinos Juniors. Hay fútbol, parece. No, es un acto para celebrar que les dieron la escritura. Acto sin pelota. Aparece Solari en un viejo partido de River pero sale rápido. Sale Solari, entra Morales Solá. Habla bien de Solá y mal de (Evo) Morales. Ataca a Bachelet, a Néstor, a Cristina, cuestiona a los que quieren distribuir la riqueza, a los que meten las patas en la fuente y a los que marchan en dirección contraria al Monumento de los Españoles. Habla Sanmartino y dice lo del aluvión zoológico, pero lo dice en otro tono y otras palabras porque habla por boca de Llambías y el tipo desespera huyendo con el zapping. En uno de los canales de deportes hay un partido de hockey y ya se sabe que juegan once contra once como en el fútbol, pero se juega con un palo, el arco es chiquito y la pelota es chiquita. Chiquita entra en la escena. Un vestido, dos, tres. Una gorilada, dos, tres. Almuerzan sin soja. Y el tipo quiere vomitar hasta que ¡oh, milagro!, dan un amistoso internacional: Puebla-Atlético Madrid. Ni siquiera está el Kun Agüero, pero es un partido en vivo. La mujer del tipo propone ver una serie de esas que están de moda. El tipo dice que tiene que ver el partido por razones profesionales, pero la mina ya está avivada, mira en un costado de la pantalla los nombres de los equipos y ya sabe que no existe. Lleva Lost. Perdidos. El tipo se resiste. Dice que Lost no, a pesar de Kate y la mujer trae Six Feet Under, esa de la familia que tiene una funeraria. Somos de la cochería, dice el tipo y mira. La serie está buena, pero dura demasiado. Como una hora. Y en ese lapso pudo haber empezado un partido del campeonato de la Cochinchina. Vuelve a hacer zapping. Nada. Dan golf, lucha libre sin Karadagian ni el Indio Comanche, carreras de camionetas, patinaje sobre hielo. El tipo, asfixiado, sale a la calle. Se cruza con un vecino futbolero, hincha del cuadro de enfrente, pero futbolero al fin. Hablan casi a la vez. ¡Qué desastre!, dicen. El otro cuenta que vio un especial con algunas jugadas de Bochini. Y el tipo se la perdió porque estaba viendo Six Feet Under. El otro le pregunta al tipo si va a ir a la marcha. El tipo dice que sí, claro, pero cuando va a hablar de la necesaria defensa de la democracia, el otro se va y grita desde lejos: “Nos vemos el martes a la tarde en Palermo”. El tipo siente que sigue mirando otro canal, vuelve a la casa, se despide de la mujer y parte. En un primer momento arranca directamente para el Moyano mientras repite: “Cómo puede ser que no haya fútbol, cómo puede ser que no haya fútbol”. En el camino se arrepiente y cambia el rumbo: va al diario y escribe una nota en la que empieza preguntando: ¿Cuánto hace que jugaron Racing y Belgrano?
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