Lun 15.12.2008
libero

CONTRATAPA › LA DEFINICION DE LA ULTIMA FECHA, DE UNA CANCHA A LA OTRA

Minuto a minuto

San Lorenzo gozó dos minutos, Boca condenó a Lanús, Tigre tardó casi un tiempo en subirse al carro, pero al final fue el equipo de la Ribera el que más sufrió aunque, hasta el final, un solo gol pudo haber transformado el triangular en una única final. Crónica exacta de lo que sucedió en la fecha.

› Por Facundo Martínez

El de ayer no fue un domingo más. Fue, sin dudas, el más atractivo y dramático del año, con dos horas de fútbol pletórico de emociones, suspenso, goles y festejos. Fue un domingo feliz. Durante la previa, que se extendió con igual intensidad toda la semana, los protagonistas trabajaron para que la jornada de ayer, que concluyó con los tres punteros clasificados para el triangular en el que se definirá el título del Apertura, fuera realmente extraordinaria, cargada de color, de sueños y también de suspicacias, siempre presentes en los momentos de definición. Pero lo que se vivió ayer en los cuatro estadios en los que se jugaba la definición fue fútbol en estado puro. Cuatro equipos que necesitaban ganar para tener chances de llevarse el título, ya fuera directamente o clasificándose para alguna de las posibles instancias de desempate, cuatro equipos que ganaron con los justo, por la mínima diferencia, y que sufrieron hasta el último minuto, hasta el pitazo final.

Los árbitros que debían custodiar la hora de arranque de los partidos, para evitar las especulaciones, se olvidaron de sincronizar sus cronómetros y los partidos comenzaron con diferencias que llegaron a los tres minutos en la primera parte y a los diez minutos en los tiempos complementarios. Sin embargo, nada de eso influyó en los desarrollos, salvo por el dramatismo que le agregó al partido de Boca ante Colón, el último de los finalistas en aflojar tensiones.

Pero la arbitrariedad de los relojes quedó rápidamente atrás cuando San Lorenzo, luego del gol de Gonzalo Bergessio, a los 7 minutos, abriera la cuenta en La Paternal para que los de Boedo se sintieran campeones, al menos por unos minutos. Ciertamente, esa sensación de fortuna, ese sueño que comenzaba a tomar forma y permitía soñar a los hinchas, duró poco. Es que dos minutos más tarde Figueroa iba a poner a Boca en ventaja, y con eso San Lorenzo ya no pudo sentirse campeón. Para colmo, cuando Juan Román Riquelme anotó, a los 13, el segundo de Boca, la atención volvió al estadio Diego Maradona, ya que un hipotético gol de Argentinos podía darles el título a los boquenses.

En Victoria, Tigre luchaba con los nervios –sus competidores ganaban y eso los dejaba afuera de la lucha– y con un Banfield que salió decidido a arruinarle la fiesta. Obligado a ganar, arriesgaba más de la cuenta y sufría las arremetidas del conjunto sureño, mientras por la radio se escuchaba que Figueroa les daba el tercer gol a los boquenses, con el que parecía que el conjunto dirigido por Carlos Ischia liquidaba el trámite y dejaba fuera de carrera a Lanús, cuya chance estaba atada a que los tres punteros del campeonato perdieran o empataran.

La posibilidad de una definición en un triangular entre los punteros llegó recién a los 38 minutos del partido jugado en Victoria, cuando Martín Morel, el jugador revelación del torneo, puso en ventaja a Tigre. Poco después, el jefe de Gabinete del gobierno nacional, Sergio Massa, presente en el estadio de Tigre –club del que fue presidente– se lamentaba de una oportunidad desperdiciada por Carlos Luna, que venía de marcar cinco goles en tres partidos pero ayer no parecía estar a sus anchas.

El descuento de Colón sobre el final de la primera parte prendió una luz de esperanza en los estadios de La Paternal y de Victoria. Pero Boca todavía tenía un margen mayor con respecto a sus competidores.

El primero en volver a jugar fue Tigre. Dos minutos más tarde arrancaron San Lorenzo y Lanús. El partido de Boca, en cambio, con la indolencia de Saúl Laverni que no iba a buscar a Colón, que retrasó su salida al campo de juego, arrancó diez minutos más tarde que el de Tigre.

Cuando Colón volvió a descontar, los tres punteros quedaron en iguales condiciones: con un gol de cualquiera de sus rivales se habrían quedado sin triangular. Pudo ser San Lorenzo el eliminado, cuando Hauche metió una chilena de zurda dentro del área que pasó muy cerca del travesaño o pudo ser Boca, cuando Valdemarín pateó para el tercero de los santafesinos, que no fue gol por acierto del arquero Javier García, que atinó a desviar de un manotazo.

El agónico gol de Lanús no cambiaba nada en la definición del torneo, pero al menos les permitía a los de Luis Zubeldía terminar el año con otra victoria y dejando bien alta su imagen de equipo vistoso y consolidado.

Lo que era sufrimiento resultó propiedad de Boca. Es que la avivada de arrancar más tarde el complemento le terminó jugando en contra, porque con los partidos de Tigre y San Lorenzo concluidos, y mientras estos equipos festejaban sus pasajes a un desempate, Boca sufría los contraataques de su rival, lanzado a aguarle la fiesta. El encuentro terminó con Ischia pidiendo la hora insistentemente hasta que Laverni pitó y desató la euforia de los locales.

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