Lunes, 19 de enero de 2009 | Hoy
CONTRATAPA
El periodista italiano Luca Caioli decidió reconstruir la trayectoria vital y deportiva del joven futbolista, desde los potreros de Rosario hasta la medalla de oro de Beijing, y lo plasmó en Messi, el niño que no podía crecer (Planeta), de reciente aparición. El último capítulo es un contrapunto con el astro del Barcelona y la Selección, del que se reproducen a continuación algunas respuestas jugosas.
Por Luca Caioli
–Los momentos más duros que ha vivido.
–El cambio de país, de la Argentina a España. Dejé mi ciudad, mi familia, mi gente. Los primeros tiempos en Barcelona fueron muy duros.
–Los momentos más felices.
–Los títulos ganados con el Barcelona y con la Selección Argentina en el Mundial Sub-20 y en los Juegos Olímpicos.
–El primer buen recuerdo futbolístico.
–Era al principio, estaba en el (colegio) Grandoli, jugábamos en la liga Afi contra El Amanecer. Decían que eran los mejores, los campeones. En la tribuna estaba toda mi familia. Y yo marqué cuatro goles, uno muy lindo.
–¿Por qué le gusta tanto la pelota?
–No sé. Empezó a gustarme de chiquitito, como a todos los niños, y todavía disfruto mucho con ella.
–¿Cómo adquirió esa confianza con el balón, como aprendió todos esos malabarismos que sabe hacer?
–Estando todo el rato con la pelota. Cuando era chico me ponía solito en un rincón y seguía tocando. Pero no ensayo jugadas. No soy como Ronaldinho, que practica hasta que le sale perfecta y pueda hacerla en el partido. Yo no invento amagues ni nada. Yo juego como me sale. No pienso.
–¿Quién fue determinante en su amor por la pelota?
–Mi abuela me llevó a la cancha la primera vez. Era una persona muy importante, muy especial. Recuerdo que el domingo en su casa era una fiesta. Mi hermano Rodrigo y mi primo han sido un ejemplo. Y también mi padre me apoyó mucho.
–¿Qué tan difícil fue llegar a ser lo que es hoy?
–Todos los chicos quieren ser futbolistas, pero para llegar necesitás trabajar y cuesta muchos sacrificios. Y tenés que afrontar etapas muy duras, como cuando yo decidí quedarme en Barcelona... De chiquito yo era muy responsable.
–Los problemas de crecimiento, la talla baja, ¿cómo afectaron su desarrollo?
–Era un chico, no me daba realmente cuenta de lo que me estaba pasando, aparte de la inyección en las piernas todas las noches. Pero al ser más chiquito aprendí a controlar mejor la pelota en el piso, a ser más ágil y más rápido que los grandes para cuidarla en la cancha.
–¿De qué partidos de su carrera guarda un mejor recuerdo?
–Aquél contra Chelsea en la Champions League hace tres años, el partido contra el Real Madrid cuando marqué tres goles y, por supuesto, la final del Mundial Sub-20 y la semifinal contra Brasil en Beijing.
–¿Los goles más bonitos?
–El que le hice al Getafe y también uno a México en la Copa América.
–¿El del Getafe es el mejor que ha marcado en su vida?
–Sí, puede ser, pero hay un par más de cuando era chico, tenía unos 10 u 11 años y jugaba en Newell’s, que se le parecen mucho. Lo tenemos en video.
–Más o menos a esa edad, cuando le preguntaron por un jugador preferido, usted respondió: “Mi hermano Rodrigo y mi primo Maxi”. ¿Nunca tuvo un ídolo futbolístico?
–No, nunca tuve un jugador favorito, un ídolo. Cuando me fui haciendo mayor me empezó a gustar (Pablo) Aimar, admiraba su estilo de juego. Cuando jugué contra él, en Valencia, al final le pedí la camiseta.
–¿Y Maradona?
–Es el más grande.
–¿Es verdad que su padre le compró un video con las mejores jugadas de Maradona?
–Vi muchas veces los goles de Diego, pero no recuerdo quién me regaló el video.
–Asignatura pendiente: ¿le gustaría jugar en el fútbol argentino?
–Me gustaría disfrutar jugando en un club de mi país. Pero todavía falta mucho...
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