Lunes, 19 de enero de 2009 | Hoy
LA DELICADA SITUACION ECONOMICO-FINANCIERA DE LA PRIMERA DIVISION DEL FUTBOL ARGENTINO
La crisis internacional se va a hacer sentir: de eso están convencidos quienes conducen el fútbol. No hay dinero para comprar jugadores y, en algunos casos, se huele a cesación de pagos. Las ventas al exterior han disminuido, los contratos de TV apenas se reactualizarán de acuerdo con el nivel de la inflación, no aparecen nuevos recursos y, de estirados al máximo, los viejos se han agotado. Dolorosa radiografía a tres semanas del arranque del Clausura.
Por Gustavo Veiga
“¿Dónde hay un mango, viejo Gómez?
Los han limpiao con piedra pómez.
¿Dónde hay un mango, que yo lo he buscado
con lupa y linterna, y estoy afiebrado?”
(“¿Dónde hay un mango?”, de Ivo Pelay y Francisco Canaro)
Los pájaros de mal agüero todavía no migraron hacia la Argentina, pero hay quienes dicen que están por llegar. La inestabilidad internacional impactará en el fútbol, los clubes no podrán cubrir sus gastos sin ayuda extra, los conflictos entre jugadores y dirigentes aumentarán y habrá que conformarse con lo puesto. “Después de la crisis financiera en el mundo, cualquier cosa puede pasar”, dice Sergio Marchi, secretario general de Agremiados. “Se viene un colapso en el fútbol”, asegura Alejandro Marón, el presidente de Lanús, una de las pocas instituciones que tiene las cuentas en orden.
Las transferencias al exterior ya disminuyeron, los ingresos por los derechos televisivos apenas se actualizarán por la inflación y los contratos vigentes (los privados, no los que están registrados en la AFA) serán un lastre difícil de levantar. Además, en la temporada 2009/2010 entrará en vigencia el nuevo convenio colectivo de trabajo de los futbolistas que, cuando lleguen a los 23 años, podrán quedarse con el pase en su poder.
Ni siquiera en el mercado local resulta fácil concretar las operaciones. El culebrón del verano, con Cristian Fabbiani como protagonista, es el mejor ejemplo. River, que ya no puede responder por sus deudas –Tigre lo inhibió por siete cuotas impagas de 50 mil dólares correspondientes al pase de Martín Galmarini–, todavía no logró sumarlo al plantel, pese a que el delantero tomó la decisión irrevocable de irse de Newell’s.
Boca recién superó un conflicto con Mauricio Caranta (tratado de manera desprolija), cuando el arquero decidió asesorarse en Agremiados e intimar el pago de 300 mil dólares de la prima mediante una carta documento. Sin embargo, el club perdió por el camino a Neri Cardozo, quien se incorporó a los Jaguares de Chiapas y al que había cotizado en cinco millones de dólares. El volante terminó unilateralmente el contrato que lo unía a Boca (bajo el ahora perimido sistema de prórrogas sucesivas) y el nuevo presidente, Jorge Amor Ameal, se quedó bufando.
“Hoy vienen por Cardozo y mañana pueden hacerlo por Salvio”, sintetizó Marón el temor de la dirigencia. Se trata de un abogado especializado en estos temas y que participó de las negociaciones donde se actualizó el Convenio Colectivo de Trabajo 430 de 1975.
Los sueldos básicos de los futbolistas del Ascenso se triplicaron en los últimos años, según Agremiados. En Primera A no se firma por menos de 3000 pesos, en la B Nacional por $ 2000 y en la B Metropolitana por $ 1500. La masa salarial anual, en cambio, es imposible de determinar en la máxima división (Marchi tampoco quiere divulgarla), oscila entre los 50 y 60 millones en la segunda categoría y asciende a 20 millones en la tercera. “Hay clubes que están bien y otros mal, pero al Ascenso lo tenemos ordenado, lo hemos tratado de acomodar. En Primera hay que acostumbrarse a que no habrá transferencias como antes, porque hay instituciones en emergencia, pero si cada uno cumple lo pactado, las finanzas no deberían complicarse. Por ejemplo, Estudiantes, Lanús, Banfield, Vélez, Argentinos, Gimnasia de Jujuy y Godoy Cruz responden en tiempo y forma”, sostiene el sindicalista.
La crisis, que ya se percibe en un mercado depreciado y casi sin movimiento, difícilmente aleccione a los jugadores sobre que se puede vivir de algo más que el fútbol. Cuando alguien acunó el sueño de jugar en Primera e hizo todas las divisiones inferiores en un club, es difícil cambiarlo de un día para el otro por un empleo o un oficio. Sin embargo, en Agremiados funciona una fundación que conduce Juan Carlos Touriño (ex lateral derecho de Quilmes y Real Madrid), donde estudian unos 700 futbolistas. Allí terminó la secundaria un profesional famoso como Claudio Graf, el ex goleador de Lanús que ahora juega en Tecos de México. Los cursos se dictan en una antigua sede del gremio.
La elite que cobra suculentos contratos en divisas no tiene esos dilemas. Y los directores técnicos mucho menos. Carlos Bianchi volvió a Boca como manager a cambio de 1.700.000 dólares anuales, mientras que el cuerpo técnico que encabeza Gustavo Alfaro en Rosario Central percibe un millón de dólares por temporada. Aunque no se conocen las cifras actualizadas con exactitud, cuando Juan Román Riquelme regresó a Boca, en el verano de 2007, cobraba lo mismo que en el Villarreal español; unos 395 mil euros por mes, sin contar los premios. Juan Sebastián Verón en Estudiantes, Leonardo Ponzio en River o Santiago Solari en San Lorenzo, también perciben jugosos ingresos en moneda extranjera. Sobre contratos de este tipo, los más altos, comenzaron a escucharse pedidos de rebaja desde la dirigencia.
En River, la oposición demandó en la última reunión de comisión directiva de 2008 que se podarán las primas en un 50 por ciento. Marchi sostiene que no se pueden reducir los contratos firmados. Y sin titubear agrega: “Hay que respetarlos”.
La plaza está seca de billetes como de monedas los bolsillos de los ciudadanos de a pie. Pero cada tanto el fútbol estimula personajes del verano como en estos días ocurrió con el holandés Edgar Davids, a quien un audaz empresario –el ex jugador de Newell’s, Alberto Meo– intentó colocar en el club de Núñez. También se difundió que Matías Almeyda podía saltar del showbol a la mitad de la cancha en el equipo de Néstor Gorosito. Pero no: nadie le dio la mínima oportunidad a su pasado. Vender humo es un buen antídoto contra el aburrimiento y las magras transferencias en este enero de sequía futbolística.
En San Lorenzo, el último presupuesto del club se aprobó con una disminución del 20 por ciento. Y Santiago Hirsig pidió la libertad de contratación, al igual que Caranta en Boca –por una deuda en concepto de prima–, aunque la historia terminó diferente. Se declaró libre. El déficit de la institución de Boedo, pese a que Marcelo Tinelli y otros empresarios le inyectaron dinero a la tesorería para reforzar el plantel que jugó la Copa Libertadores el año pasado, asciende a 5.900.000 pesos anuales. Un dato más abona la teoría del despilfarro en el año del centenario: el club pasó de un presupuesto de 30 millones en la temporada 2006/2007 a 60 millones en la siguiente.
Las flamantes conducciones de Racing (Rodolfo Molina) y Newell’s (Guillermo Lorente) asumieron en medio de graves problemas económicos dejados por Blanquiceleste SA y el ex presidente Eduardo López, respectivamente. Independiente recibió una inhibición porque no le pagó a una empresa (Grape Constructora) que participó en el levantamiento de su nuevo estadio. Pese a eso es el que insinúa reforzarse mejor. Sumó a Eduardo Tuzzio y estaría al caer Gary Medel, un buen volante de la selección chilena. Huracán arrastra viejas deudas, como casi siempre en estos últimos años. San Martín de Tucumán cobrará un millón de pesos de la gobernación como subsidio (otra suma igual le pagarán al Atlético tucumano que juega en la B Nacional) mediante un decreto de necesidad y urgencia. Por lo rápido que incorporó los cuatro refuerzos autorizados, pareció gastar ese dinero a cuenta. Si se toman en cuenta estos casos, podría argumentarse que son más de lo mismo. En temporadas anteriores, como la de 2001, se apeló a un fideicomiso para pagar deudas atrasadas a los planteles por 43 millones de pesos y con la AFA como garante. ¿Se irá hacia eso?
Parece irrepetible una crisis tan aguda como aquélla, pero lo que modifica el escenario interno es la crisis internacional. Si las transferencias al exterior disminuyen (como ya se está notando), sólo una devaluación mayor del peso beneficiaría a los pocos clubes que pueden colocar futbolistas afuera. Aunque, claro, con el nuevo régimen de contratos que se viene, los dirigentes harán negocios de envergadura con los jugadores menores de 23 años. Podrán profesionalizar a sus valores del semillero desde los 16 y se resignarán a perderlos cuando cumplan aquella edad. El paquete de medidas lo aprobó la FIFA cuando Julio Grondona viajó en diciembre para blanquearlo ante sus pares, pasó por la formal aprobación del Comité Ejecutivo de la AFA y ahora resta que lo homologue el Ministerio de Trabajo.
Si los clubes después no pueden pagar ese tipo de convenios, que estimulan la proyección de jugadores jóvenes, habrá que preguntarles a sus dirigentes cómo hicieron las cuentas. Tan simple como que el fútbol es un negocio de escala planetaria donde casi nadie tirará manteca al techo.
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