Un corte inoportuno, profundo y sangrante debajo de su ceja derecha que sufrió por un choque de cabezas en el 8º round le quitó lustre a la victoria por puntos en decisión técnica que Juan Carlos Reveco obtuvo en la madrugada del domingo ante el panameño Ricardo Núñez. El mendocino retuvo por quinta vez el título de los moscas de la Asociación. Pero lo inesperado de la definición enfrió la reacción del público que asistió al Gimnasio Gustavo Rodríguez en la localidad de San Martín, en la provincia cuyana.

Más que las deficiencias que pudieran surgirle a su boxeo fino pero fuerte y determinado, Reveco corre serio riesgo de perder su corona por la aparición de heridas en los momentos menos pensados. Lo más grave es que nada puede hacerse para superar ese problema. Acaso desde lo técnico, podría buscarse en el gimnasio la manera de tomar algunos mínimos recaudos y no avanzar tanto con la cabeza en punta. Pero a veces no es uno sino el contrincante quien ataca de esa manera. Y ahí no hay nada que hacer, salvo eludir el topetazo.

Fuera de ello, mientras hubo pelea, Reveco redujo a la nada las posibilidades que le asistían a su retador panameño. Trabajó con gran soltura y continuidad, y con su izquierda voleada a la cabeza y en gancho a los planos bajos manejó el trámite a su gusto. Con tantas diferencias a su favor que, al momento de la interrupción, había ganado todos los rounds. Fue dicho y no está de más reiterarlo: es muy bueno Reveco. Sólo le falta salir a conquistar el mundo de verdad y pelearles a los mejores de su peso. Y en eso anda.

Tal vez antes de fin de año o a principios del venidero viajará a Japón para realizar allí otra defensa. Y es muy probable que, en algún momento de 2013, el nicaragüense Román González, campeón minimosca de la OMB, suba de categoría y resuelva desafiarlo. Llega inexorablemente el tiempo de las peleas grandes para Reveco. La mejor noticia es que le sobra boxeo para atravesarlo con felicidad.