El seleccionado español de básquetbol se coronó por primera vez en su historia como campeón mundial, al derrotar 70-47 a Grecia, en una demostración de poderío defensivo y juego de conjunto exhibido en la final del certamen jugado en Japón. El pivote Jorge Garbajosa, elegido como el jugador más valioso, fue la figura de un equipo que se quedó de manera merecida con el título.

El primer tiempo de España fue sencillamente perfecto, tanto en defensa como en ataque, y eso quedó sumamente demostrado en el 43-23 con el que terminaron los primeros 20 minutos. Para llegar a eso, el conjunto ibérico dio los pasos correctos. Primero neutralizó el ataque griego con una defensa asfixiante, que no sólo anuló a los perimetrales sino que también impidió a los internos moverse con comodidad en la zona pintada.

Hasta que el seleccionado español concretó esto, el trámite resultó bastante parejo y el resultado (10-9 para los españoles) fue acorde con el de una final. Pero una vez que neutralizó la ofensiva griega (Spanoulis, el héroe ante Estados Unidos, apenas marcó 2 puntos), España comenzó a atacar con intensidad, y allí la suerte del partido comenzó a inclinarse en favor del conjunto de Pepu Hernández.

Garbajosa (11 puntos en la primera parte), con sus triples, fue la llave que abrió el cerrojo defensivo de los griegos, el cual ya no pudo volver a cerrarse. Al nuevo jugador de los Toronto Raptors lo siguieron Felipe Reyes (10) y Juan Carlos Navarro (9), quienes con sus puntos profundizaron aún más la caída del seleccionado griego.

Los primeros cinco minutos del tercer cuarto fueron el momento más flojo de España en todo el partido. En ese lapso falló casi todo lo que tiró y les dio a los griegos la ilusión de ver un partido más parejo. Pero eso fue sólo un espejismo, porque si bien España se nubló en ataque, su defensa continuó jugando a un nivel excepcional para impedirle a Grecia acortar distancia. Y así terminó de construir una victoria notable.