Desde Mar del Plata

Por estos días, Sergio Hernández necesitaría un clon. Por su condición de técnico de Peñarol, es uno de los personajes salientes del Super Ocho llevado a cabo en Mar del Plata, ya que su equipo disputaba anoche ante Atenas el título del torneo. Pero además, por su rol de entrenador de la Selección Argentina, también es una referencia ineludible para hablar del próximo Mundial, a menos de una semana del sorteo en el que se conocieron los rivales de Turquía 2010. En su segundo papel, el que recién regresará al primer plano de sus prioridades cuando finalice la Liga Nacional, el bahiense analizó para Líbero el grupo clasificatorio y los posibles cruces en octavos de final y remarcó que no le genera incertidumbre saber con qué jugadores podrá contar en el torneo, ya que “todos demostraron su compromiso con el equipo”.

“El grupo es bueno, accesible, aunque el siguiente cruce es para tener en cuenta”, sostuvo Hernández, antes de analizar en profundidad a cada rival (ver aparte). Es por eso que su mayor preocupación pasa por el primer partido después de la fase inicial, el que puede significar un rápido y frustrante regreso a casa. “Lo más trascendente del cruce es que tenemos que ir a jugar en octavos al lugar en el que el rival estuvo jugando durante 20 días. El Grupo B –de donde saldrá el adversario de Argentina– se juega todo en Estambul, lo mismo que los octavos. Por lo tanto, si salís primero en la zona, tenés que hacer 800 kilómetros y jugar a las 48 horas con un rival que te está esperando ahí. Eso es lo más extraño de este torneo. Aparentemente es algo en lo que tiene que ver la NBA –Estados Unidos integrará el Grupo B, en Estambul–, pero lo concreto es que habrá equipos que saldrán bastante beneficiados con eso”, se quejó el técnico argentino.

En cambio, lo que no denota ninguna preocupación para Hernández es saber con qué jugadores podrá contar para el certamen del año próximo. Con casi todas las temporadas de los equipos en marcha, resulta muy prematuro pretender certezas. “Ningún jugador va a decir hoy si va a ir. Pero todos hablan de la voluntad de ir. Todos tienen un gran compromiso con la Selección, que ya lo han demostrado. Están atentos a los rivales y vieron el sorteo, pero ellos saben que faltan 250 días, con partidos casi todos los días, con mucha carga de minutos en sus equipos, con muchos años como profesionales, con lesiones que vienen arrastrando y con contratos por renovar. Por eso, en su momento se verá cada situación, y son cosas que me superan. Lo fundamental es que las ganas de todos los jugadores por integrar el equipo están intactas”, remarcó el técnico, medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Beijing.

Más allá del tiempo que falta, hay dos casos especiales de jugadores campeones olímpicos, que hoy están fuera del grupo: Rubén Wolkowyski y Walter Herrmann. El pivot de Libertad expresó el año pasado, luego de no ser citado, su fastidio hacia el entrenador y se autoexcluyó del equipo mientras Hernández fuese el conductor, en tanto que Herrmann no aceptó la convocatoria por razones personales. Por eso, sus casos para Hernández son diametralmente opuestos. “Me encantaría recuperar a Herrmann para la Selección Argentina. No por mí ni por el equipo, sino porque es una picardía que, siendo argentino, Walter no esté en la Selección. El tiene sus razones, me las expuso personalmente y por eso está plenamente justificada su ausencia. Pero lo esperamos con ansias. Algunos dicen que es probable, que está más abierto al tema, pero todavía no hablé con él”, comentó el técnico. Por el contrario, Wolkowyski es un caso cerrado para Hernández. “Ya está. Es un tema que nunca lo inicié. Es un tema de Wolkowyski, que se bajó solo de la Selección. El dijo que mientras esté Hernández no iba a la Selección por todas las cosas que comentó en su momento. Yo no tengo nada que ver con Wolkowyski.”