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Por Elmar Dreher
Desde Spa-Francorchamps

Un segundo puesto en su circuito preferido fue suficiente para que Michael Schumacher se adjudicara por séptima vez el título mundial de Fórmula 1. El piloto estrella de Ferrari sólo cedió ante el finlandés Kimi Raikkonen (McLaren) en una accidentado Grand Prix de Bélgica, en el que Schumacher celebró la esperada fiesta rodeado de decenas de miles de aficionados que tiñeron de rojo el circuito belga.
Su compañero de equipo, el brasileño Rubens Barrichello, y el único que podía evitar que se proclamara campeón, quedó tercero y no retrasó la fiesta dos semanas hasta el Gran Premio de Italia, en Monza.
“Es algo muy especial lo que me une con Spa. Antes tenía muchas razones para que éste fuera mi circuito preferido, ahora ya tengo otra: el séptimo título mundial en la carrera 700 de la historia de Ferrari. Es algo muy, muy especial”, dijo el heptacampeón de 35 años.
“La alegría no se puede aplacar todavía, necesitará tiempo”, continuó y dio las gracias a todos los que lo apoyaron: “Es un día fantástico que queremos disfrutar y celebrar como corresponde”. Esto ya lo hicieron los fanáticos en la sede de Ferrari en Maranello, Italia, y en Kerpen, Alemania, lugar de nacimiento del piloto, donde el champagne y la cerveza bañaron la fiesta.
Con el logro del título en la carrera que celebró el 700º Grand Prix de Ferrari, no sólo logró Schumacher el séptimo título sino que estableció otro nuevo record: dos semanas después del sexto título consecutivo de marcas para la escudería italiana, Schumacher logra por primera vez en los 55 años de historia de Fórmula 1 conseguir cinco títulos consecutivos.
Tras 14 de las 18 carreras, y con doce triunfos en lo que se lleva de temporada, Schumacher suma 128 puntos, por delante de los 88 de su compañero Barrichello, que se centrará a partir de ahora en el subcampeonato.
Schumacher, que debutó el 25 de agosto de 1991 en la Fórmula 1 en el circuito de Spa, y en ese mismo circuito el 30 de agosto de 1992 logró la primera de sus 82 victorias, terminó segundo de Raikkonen en una carrera caótica con numerosos accidentes que obligaron al coche de seguridad a salir en tres ocasiones. El finlandés logró así su segunda victoria tras Malasia 2003.
“Tenemos lo que nos merecemos este año. Ahora sólo espero poder luchar por el título el año que viene”, dijo Raikkonen, que pese a la victoria no olvida el desastroso año de McLaren tras el subcampeonato logrado en el 2003.