Por Pablo Vignone
Desde Parana

En la vuelta 18 de la carrera, Boca le ganaba 2-1 a River. ¿Cómo? ¿Se mezclaron el fútbol y el automovilismo? Más o menos: los coches del Boca Juniors Motorsport, conducidos por Guillermo Ortelli y Ernesto Bessone, aventajaban por poco al tercero, el Citroën del River Plate Motorsport, que manejaba Juan María Traverso. Pero aunque esta nueva categoría del automovilismo argentino, el Top Race V6, tiene equipos de competición que representan a clubes de fútbol, las reglas que la rigen siguen siendo las del automovilismo, por lo que el part..., perdón, la carrera, terminó con un 2-1 de Boca... sobre San Lorenzo.
La mañana entrerriana, lluviosa, inmisericorde, alejó a muchos hinchas entusiastas que habían desplegado sus banderas el sábado, en la calle de boxes. Allí, la presentación del equipo de Boca se adivinaba más completa que la del de River, hasta como promotoras azul y oro y todo. En todos los boxes de material del impecable autódromo paranaense (casi, casi, el mejor del país) lucía el escudo de la Asociación del Fútbol Argentino. Menos clima futbolero que el que se suponía.
Pese al cielo amenazante, un helicóptero de la policía local aterrizó al mediodía cerca de la pista, transportando al invitado de honor de la carrera, nada menos que el presidente de la AFA, Julio Humberto Grondona, casi un padrino de la idea impulsada por el empresario y corredor salteño Alejandro Urtubey. Grondona se detuvo en todos los boxes a conversar con los pilotos.
De vuelta a la pista, fue baile de Ortelli. En la vuelta 5, le llevaba 3s55 a Omar Martínez (“el automovilismo en el fútbol no es negocio si no estás en Boca o en River”, aseguró el local), en la 12ª, acumulaba 5s78 de ventaja sobre su compañero Bessone, una vez que Martínez se paró por la rotura de la caja. En la vuelta 18, cuando Traverso completaba un podio superclásico, la diferencia se había achicado a menos de 5 segundos, pero terminó ganando por 17. “Me pone muy contento haber sido yo quien le diera la primera alegría a la gente de Boca”, afirmó el ganador, cuyo equipo estuvo probando en Paraná desde el miércoles. En el agua de la clasificación matutina, Ortelli ganó la pole y más de media carrera.
La carrera le sonrió a Boca. El coche de Independiente, con Ariel Pacho al volante, hizo un trompo ya en la primera vuelta y perdió toda chance. El de Racing, que manejaba Emiliano Spataro, empezaba a inquietar a Ortelli cuando se despistó en el quinto giro.
Los coches de River jamás terciaron en la puja por el triunfo. El de Traverso llegaba al segundo lugar cuando Bessone perdió el control delante suyo y ambos se despistaron. El de Boca regresó segundo a la pista: “Me pasaba porque yo ya no tenía más gomas”, aceptó Bessone. Traverso terminó quinto detrás de Emanuel Moriatis (por ahora sin club), y quejándose de que lo había tapado. Tenía auto para terminar segundo, pero su retraso le permitió al coche de San Lorenzo, tripulado por Henry Martin, llegar tercero aun sin la quinta marcha. Vestido con una camiseta de Walter García, el zaguero santo, el piloto bromeó: “Si San Lorenzo sigue jugando así, los jugadores van a venir a trabajar de mecánicos”.
¿El resto de los equipos? Daniel Belli (Lanús) fue sexto; Gustavo Fontana (Estudiantes) terminó a una vuelta. Los coches de Arsenal no estuvieron a la altura de los hinchas dilectos: el local Federico Lifschitz no pudo largar y Edgardo Lavari terminó décimo. Bastante mejor le fue al ex F-1 Gastón Mazzacane (9º) y a José Luis Di Palma (8º), que eligió representar a una ciudad, Lomas de Zamora, antes que a un club.
La carrera tuvo más momentos interesantes por las características de la pista y de los autos, con 350 caballos en un piso semihúmedo, que por las emociones de la lucha en el asfalto. Esta Top-Race V6 pinta una idea notable, y podría concretarla si es que finalmente junta 40 autos como prometen sus dirigentes (en Paraná hubo 22 y 16 llegaron a la bandera acuadros) y logra seducir por fin a los hinchas. Tanto a los de la pelota como a los de los fierros.