Desde San Luis

A mitad de temporada, sólo Matías Rossi podía ganar o perder el título 2011 de TC 2000. El piloto de Toyota llevaba entonces 50 puntos de ventaja sobre sus rivales. No tenía oposición. Parecía imposible que lo perdiera.

A una carrera del final, Rossi perdió la punta del torneo, y llega a la definición caliente, en Paraná, dentro de tres semanas, corriendo de atrás. El incidente que vivió el domingo en Potrero de los Funes, chocado por José María López, a su vez desplazado por Guido Falaschi, cambió el panorama del torneo, frente a una decisión que promete ser espectacular.

“No creo que sea mala suerte –señala Rossi–. Fue un error, pero no mío. Largué 12º, estaba octavo en menos de una vuelta, se tocan atrás mío y me pegan. Son cosas de las carreras.” Sólo cuatro puntos separan al nuevo líder, Leonel Pernía, de su escolta Mariano Werner, compañero de Rossi, y del mismo piloto de Del Viso.

“No llego puntero al cierre, pero estoy tranquilo, porque dependo de mí. Una victoria me dará el título; en 2007 me pasó algo parecido y lo gané.” Los consuelos parecen poco frente a la oportunidad desperdiciada.

Acostumbrado a dominar, Rossi sacó apenas 28 puntos en las últimas cinco carreras; en ese mismo lapso, su compañero Werner sumó cien; Pernía no ganó en lo que va del año, pero sumó en todas las competencias, el domingo fue el mejor colocado de los tres con el séptimo puesto, y el TC 2000 no exige, como el TC, una victoria al menos para concederle el título al que más puntos suma.

“Venía haciendo todo bien para terminar delante de Mariano y de Leonel, ése era mi objetivo –repasó Rossi un día después de la carrera–. La ligué de rebote y me amargué mucho porque es algo que no puedo controlar.”

La victoria de Fabián Yannantuoni (Ford) en Potrero de los Funes y el segundo lugar de Facundo Ardusso (Peugeot) pasaron a un segundo plano frente al drama que se vivió en torno de la punta del torneo. López, que se quejó de la pasividad de los comisarios deportivos, prometió ayudar a Rossi en la definición del título después de haberlo perjudicado involuntariamente el domingo.

Pernía replica la situación de 2010: llega como líder del torneo a la última carrera del año. Un año atrás lo perdió. “Viví un momento doloroso, pero me propuse llegar a la misma situación bien fuerte de la cabeza –asegura el tandilense–. Hice un campeonato con una regularidad importante, carreras muy pensadas y ahora voy a definirlo.”

Pernía y Rossi protagonizaron un entredicho en su serie en Potrero; lo curioso es que son compañeros de equipo en el TC, dentro del JP Racing. “No soy mucho de hablar en la semana con Matías, el jueves cuando nos reunamos en Balcarce lo vamos a aclarar”, prometió Pernía, que parece dispuesto a jugar juegos mentales en esta definición.

“Se define en Paraná y eso es una ventaja para Werner, que va a tener el apoyo de la gente”, arriesga. “Voy por todo a Paraná, mi casa, donde daremos el máximo para lograr el objetivo final, que es el título –dice Werner, que terminó décimo–. En Potrero evitamos varios roces y cuidamos el auto.” La fortaleza mental del entrerriano no es la de Rossi, y acaso tampoco la de Pernía.

“Yo digo que en el campeonato son todos autos grises y dos rojos, los Toyota –opina el tandilense–. Siempre nos vieron como una amenaza, y hace varias carreras que tenemos un auto tan bueno como el de ellos.” Para Rossi, el abandono de Potrero “fue lo peor” que pudo pasarle. Todo el año se va a jugar en 120 kilómetros de carrera, el 27 de noviembre.

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