Finalmente, el verdugo de David Nalbandian también se hizo cargo del Mosquito Ferrero y se llevó –como local– el título del US Open. El temible sacador Andy Roddick impuso su ley y ganó la final masculina al imponerse por 6-3, 7-6 (7-2), 6-3 en una hora y 42 minutos, al español Juan Carlos Ferrero. Los aspirantes a alzarse con el último Grand Slam del año brindaron un partido deslucido, con pocas acciones para el elogio. El local, de 21 años, cuarto cabeza de serie y segundo jugador del mundo tras esta victoria, encadena de este modo tres victorias consecutivas en cancha rápida –Cincinnati y Montreal–, con una marca de 19 partidos seguidos invicto. Su primer Grand Slam le significó un millón de dólares, mientras que Ferrero, de 23 años, se llevó un cheque de 500 mil dólares, y el ascenso al número uno de la clasificación mundial ATP por su victoria sobre Andre Agassi en las semifinales.
“Había venido tantas veces aquí de pequeño que no puedo creerlo”, dijo Roddick luego del triunfo. “Esto es un absoluto privilegio”, agregó. Por su lado, Ferrero, nuevo número uno, señaló que se sentía “triste ahora”, pero añadió: “Mañana seré el número uno y se me pasará”. El español también dijo que no había jugado “el mejor tenis”, pero además señaló, desalentado: “Andy ha sacado increíblemente”.
Roddick y Ferrero jugaron un encuentro donde el vértigo de los servicios directos, derechazos ganadores y reveses que parecían latigazos fueron los factores principales del juego.