Cumple 125 años, pero luce tan joven y vital como siempre: el Abierto de los Estados Unidos levanta hoy el telón en Nueva York con algunas modificaciones y la promesa de un tenis de gran jerarquía y de alto impacto emocional.
Este año, la segunda competencia deportiva más antigua del país del Norte –sólo superada por la carrera de caballos del Derby de Kentucky, que data de 1875– tendrá entre otros aditamentos la carrera entre Roger Federer y Rafael Nadal por terminar en lo más alto el 2005. Y el torneo femenino tendrá como fondo la lucha codo a codo entre Lindsay Davenport y Maria Sharapova en la cima del ranking, y un puñado de tenistas, como Serena y Venus Williams, Kim Clijsters y Justine Henin-Hardenne, que quiere revivir viejas glorias sobre el cemento neoyorquino.
El español Nadal, la nueva sensación del circuito, tiene sus cañones apuntando al suizo Federer, defensor del título y número uno del mundo. Hace un año, el reinado de Federer era indiscutible, pero el raid ganador de Nadal en el 2005 lo pone en aprietos. De hecho, sólo 172 puntos los separan en la Carrera de Campeones, que mide los logros de la temporada.
Este último Grand Slam del año podría ser una suerte de “desempate”: tanto Federer como Nadal se alzaron con nueve títulos en lo que va del 2005, incluidos Wimbledon en el historial del primero y Roland Garros en la vitrina del segundo. La paridad en los números es tal que Federer apenas aventaja a la joven sensación del circuito con cuatro Masters Series ganados (Indian Wells, Miami, Hamburgo y Cincinnati) por los tres del mallorquín (Roma, Montecarlo y Montreal).