TENIS › DAVID NALBANDIAN LLEVó A LA ARGENTINA A LA SEMIFINAL DE LA DAVIS CON UN TRIUNFO éPICO
Emotivo, dramático, esforzado, brillante. El cordobés necesitó más de cuatro horas para superar a un rival que reveló su categoría, el sueco Robin Söderling, venciéndolo 9-7 en el quinto set. Juan Mónaco selló el 4-1 sobre Johansson.
› Por Facundo Martínez
Con una emotiva y muy ajustada victoria del cordobés David Nalbandian sobre la primera raqueta de Suecia, Robin Söderling, 6-4, 1-6, 4-6, 6-4, 9-7, en un partido muy extenso, que duró 4 horas y 8 minutos, el equipo argentino de Copa Davis se adjudicó la serie frente al conjunto capitaneado por el ex número uno del mundo Mats Wilander, y accedió a las semifinales del torneo, entre el 19 y 21 de septiembre próximos, en Buenos Aires, cuando deberá medirse con Rusia, que eliminó 3-2 a República Checa. Luego del triunfo de Nalbandian, Juan Mónaco debutó en la Davis con un triunfo 6-3, 6-3 sobre Thomas Johansson, segunda raqueta de los suecos para cerrar el marcador por 4-1.
Con el punto obtenido el sábado en el dobles, que dejaba al equipo local 2-1 arriba, el primer partido de ayer estaba destinado a ser el más importante para ambos equipos. Para los argentinos, porque podía definir el triunfo; para los suecos, porque era la única forma de llegar al quinto encuentro con posibilidades de conquistar la serie, que a priori se le presentaba adversa por la superficie y por su condición de visitantes.
En un partido vibrante, sufriendo altibajos pero superándolos con esfuerzo y concentración, Nalbandian terminó llevándose un triunfo clave para apuntalar el sueño argentino de conseguir la ensaladera de plata. Tan difícil resultó para el cordobés que, con la clasificación en el bolsillo, no pudo evitar llorar ante los más de 12.000 espectadores que a pesar del frío y de las amenazas de lluvia asistieron ayer al estadio Mary Terán de Weiss, del Parque Roca, para acompañar a su ídolo en los aciertos y también en los errores.
Que iba a tratarse del partido más vibrante de toda la serie comenzó a bosquejarse en los primeros puntos. Nalbandian arrancó quebrándole el saque a Söderling, quien en la jornada del viernes había liquidado en sets corridos al misionero José Acasuso. “Hacelo por Chucho”, se escuchó el grito de un espectador cuando el cordobés confirmaba el quiebre con su servicio. Pero Söderling no bajó los brazos y enseguida dio indicios de que no le iba a hacer fáciles las cosas al cordobés. El cuarto juego, el sueco recuperó el quiebre y llegó 3-3 al séptimo game; no tuvo un buen arranque y Nalbandian sacó provecho y consiguió su segundo quiebre, en la quinta oportunidad que dispuso, y después mantuvo su servicio para cerrar la primera manga 6-4.
Contrariamente a lo que se esperaba, en el segundo set Nalbandian no pudo con los aciertos de Söderling. Por momentos molesto con su juego y también quejoso por el estado de la cancha –que realmente no estuvo a la altura de un cruce de potencias y perjudicó por igual a ambos equipos–, Nalbandian no tuvo respuestas ante el ataque del visitante, que lo presionaba bien desde su saque (sumó cuatro aces a los cuatro que había anotado en el primer set), y tras quebrar al argentino en el cuarto y sexto juegos se llevó el set con un contundente 6-1.
Apoyado por el aliento del público, Nalbandian trató en el tercer set de neutralizar el buen juego del sueco y, luego de levantar dos break-points en el primer juego, consiguió quebrar al visitante en el cuarto para ponerse 3-1 arriba. Pero Söderling, que leía bien el partido, aprovechó sus oportunidades y se recuperó, para volver a quebrar el servicio del cordobés en el séptimo, que encima lo entregó con una doble falta (tuvo siete en el partido contra cinco del visitante). Después a Söderling le alcanzó con conservar su servicio para cerrar la manga, en su segunda chance, por 6-4.
Set abajo, sin jugar su mejor tenis, a Nalbandian se le achicaron los márgenes de error. El flojo comienzo del argentino en el cuarto set, 0-40 y quiebre para Söderling en la primera que tuvo, despertó la idea de una posible definición de la serie en el quinto partido. Las miradas comenzaban a apuntar hacia Guillermo Cañas, elegido por el capitán argentino Alberto Mancini para no quemar a Acasuso, golpeado por su derrota del viernes. Pero el cordobés, que después confesaría no estar bien de la pierna derecha, sacó fuerzas, corrió de un lado para el otro y comenzó a acertar seguido. Recuperó en quiebre en el cuarto game, volvió a quebrar en el octavo y, luego de ceder su servicio en el noveno, se adjudicó 6-4 el set quebrando por tercera vez a Söderling.
La última manga fue por lejos la más emotiva y pareja. Luego de dos quiebres sucesivos, en el tercer y cuarto juego, ambos tenistas conservaron sus respectivos servicios. Con buenas pelotas paralelas y forzando el juego con las líneas, el cordobés llegó 5-4 al décimo juego y contó con tres match-points. Sin embargo, Söderling los levantó.
Ambos conservaron sus servicios, extendiendo la definición. El local llegó al decimosexto juego 8-7 arriba, con más de cuatro horas de partido sobre las piernas. Söderling, que a esta altura se mostraba agotado, cayó rendido; debía levantar tres nuevos match-points, se sacó uno de encima, pero una devolución se le fue larga y, entonces sí, Nalbandian alzó los brazos, Mancini pegó un salto y el público se peló las manos para agradecerle al cordobés el pasaje a la semifinales tras un partido durísimo que pudo haber perdido.
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