TENIS › NALBANDIAN, TRAS SUPERAR A SöDERLING
“Estaba mal de una pierna, pero la gente merecía el esfuerzo y por eso no me guardé nada”, señaló el cordobés. Para Mancini, “nos están saliendo bien las cosas y en la Davis es importante”.
› Por Facundo Martínez
No tuvo David Nalbandian mejor aliado que el público para construir la victoria que le aseguró al equipo argentino de Copa Davis un lugar en las semifinales del torneo. Por eso, con lágrimas en los ojos, y mientras los hinchas argentinos revoleaban buzos y banderas y cantaban como en una cancha de fútbol “es un sentimiento, no puedo parar”, el tenista de Unquillo se mostró realmente agradecido.
“Fue muy emocionante lo que viví hoy acá con mi gente. Dejé todo, corrí a morir y pude ganar”, manifestó el cordobés apenas concretó su victoria. Tan emocionada estaba que no pudo ocultar su llanto mientras era entrevistado para la televisión y todo el estadio en el centro del court. “Dejé todo dentro de la cancha, a pesar de que estaba mal de una pierna, pero la gente merecía el esfuerzo y por eso no me guardé nada”, insistió.
A lo largo del partido, el público lo había ido motivando de distintas formas, pero cuando el cordobés atravesó su peor momento, el apoyo de la gente funcionó como un motor de levante. Con burlas frente a los errores de Söderling y festejos ante cada acierto de Nalbandian, los hinchas argentinos, que hasta la ola hacían para mitigar el intenso frío de la mañana, fueron ganando protagonismo en el partido, que incluso llegó a detenerse unos minutos cuando dos plateístas se agarraron a trompadas y acapararon la atención de todos los demás, incluyendo a Söderling y a Mats Wilander, quienes de espaldas a la cancha observaban atentos aquel pálido grotesco que terminó cuando los agentes de seguridad se llevaron a empujones a uno de los contendientes; luego fueron a buscar al otro. Nada que comparar con el fútbol.
Sintió al final Nalbandian la obligación de dedicarle el triunfo a su gente, y sintió la gente la obligación de devolverle al cordobés semejante reconocimiento. Y hubo más revoleo, y más cantos. Y entonces llegó la pregunta del millón, su opinión sobre el próximo rival, el poderoso equipo ruso, el mismo que el año pasado (ver aparte) les arrebató el sueño a los argentinos en la final disputada en Moscú.
“Estoy contento por volver a jugar acá, en Buenos Aires, eso era lo que pretendíamos. Contra Rusia vamos a necesitar a la gente mucho más, va a estar bueno”, manifestó Nalbandian, casi al mismo tiempo que comenzó a abrazarse con el resto de sus compañeros de equipo.
El que tampoco pudo ni quiso ocultar su alegría fue Alberto Mancini, el capitán del equipo argentino. “David ganó un partido muy difícil, jugó en gran nivel y eso me puso muy feliz, ya que en el grupo sabemos el esfuerzo que hizo para sacar adelante este compromiso”, dijo.
Después, aunque intentó evitar hablar del próximo rival, adelantó: “Rusia es un rival complicado, de local o visitante. Ellos juegan bien en todas las superficies. Ahora prefiero festejar esto y ya habrá tiempo para pensar en ellos”.
Por último, Mancini compartió su análisis del desarrollo de la serie: “El dobles fue clave, porque destrabó la serie. David nunca había jugado un domingo obligado a ganar, así que fue una prueba más que él superó. Este año nos están saliendo bien las cosas y eso en la Davis es importante”, concluyó.
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