Lunes, 24 de noviembre de 2008 | Hoy
TENIS › DIEZ CLAVES PARA ENTENDER EL DESENCANTO DE LA DOLOROSA DERROTA ANTE LOS ESPAñOLES EN MAR DEL PLATA
José Acasuso, el reemplazante de Juan Martín Del Potro, no pudo con Fernando Verdasco: perdió en cinco sets tras casi cuatro horas de partido y con su caída quedó sellada la derrota de la Argentina en la final de Copa Davis, que había preparado para ganar.
Por Ariel Greco y Facundo Martínez
Desde Mar del Plata
1. Una pregunta sin respuesta
Siempre quedará la duda instalada de si hubiese alcanzado. Pero lo cierto es que la lesión de Juan Martín Del Potro terminó siendo determinante para el resultado final, más allá de que nunca se sabrá si hubiese podido levantar el encuentro ante Feliciano López. Pero dando por supuesto el triunfo del español en ese punto, muy diferente hubiese sido la historia si el tandilense hubiese estado disponible y en buen estado para el cuarto encuentro. “Que no esté Juan Martín es una baja muy importante para el equipo, que estaba preparado con dos singles muy poderosos”, admitió el capitán argentino Alberto Mancini. La otra cuestión que siempre quedará flotando es cómo afectó la participación de Del Potro en Shanghai, que le sumó horas de juego a un físico cansado y maltrecho, y que derivó en que recién se uniera a la preparación del equipo el lunes al mediodía, luego de haber arribado el sábado a Buenos Aires tras 30 horas de vuelo desde China. “Uno puede sugerir, pero es una cuestión del jugador y un tema de prioridades. Es su decisión”, afirmó Mancini, dejando en claro que hubiese preferido tener a Del Potro varios días antes y descansado.
2. Las espaldas descubiertas
Confirmada la lesión de Del Potro, las posibilidades del equipo argentino se devaluaron estrepitosamente. A priori, las opciones para reemplazarlo, José Acasuso y Agustín Calleri, no daban seguridad para obtener el cuarto punto que hubiera extendido la definición de la serie al quinto partido, que les tocaba jugar a David Nalbandian y Feliciano López. No ayer, con la derrota de Acasuso, sino en la jornada del sábado, cuando se especulaba con que el misionero iba a reemplazar a Del Potro, todas las opciones parecían cortas y los nombres de Guillermo Cañas y Juan Mónaco, incluso hasta el rosarino Eduardo Schwank, quien tuvo un buen final de año sobre la superficie en la que se disputó la serie, hubieran sido una opción más. Pero ninguno de ellos fue convocado por Mancini, a pesar de tener una plaza vacante en el equipo.
3. Si entre ellos pelean...
Durante la serie terminó de estallar el conflicto entre David Nalbandian y Juan Martín Del Potro, cruce que hizo imposible no recordar los duelos Vilas-Clerc de hace casi 30 años. Si bien el tandilense en ningún momento se pronunció en contra del cordobés, y en público siempre lo elogió y lo catalogó como el líder del equipo, en la intimidad no ocultó el fastidio por sus actitudes. Incluso se enfrentaron por diferentes motivos, lo que dejó resquebrajada la convivencia del grupo. Nalbandian lo cuestionó por haber priorizado su viaje al Masters de Shanghai y por haber hecho público su deseo de que la serie fuera en Mar del Plata, desmintiendo al cordobés, que había asegurado que todos los integrantes preferían Córdoba. Del otro lado, Del Potro no se sumó a los pedidos económicos que encabezó Nalbandian y tampoco le gustó que eligiera de manera unilateral la velocidad de la cancha. El protagonismo en el equipo que se ganó el número nueve del mundo a partir de sus dos triunfos en la serie ante Rusia terminó teniendo un efecto nocivo, ya que desestabilizó el –hasta ese momento intocable– liderazgo de Nalbandian.
4. La plata no hace la felicidad
El tan mentado objetivo de priorizar la obtención de la esquiva Copa Davis por encima de los egos personales fue apenas una declamación hacia el exterior. Los jugadores argentinos se cruzaron más de una vez por el tema de los premios. Primero, Nalbandian se abrió del grupo y solicitó un cambio en el reparto histórico, lo que generó uno de los cruces con Del Potro durante la última gira europea. Hasta el propio presidente de la Asociación Argentina de Tenis, Enrique Morea, aseguró que a los tenistas sólo les interesaba la plata. Incluso, según publicó ayer el diario Olé, el miércoles hubo un nuevo reclamo económico de parte de Nalbandian, que buscó apoyo en sus compañeros y hasta los habría tildado de “cagones” si no se sumaban a su causa. “Yo no quiero ni necesito nada más”, fue la respuesta de Del Potro, que de esa manera sumó un nuevo desplante hacia el líder del equipo.
5. Potencia desde la adversidad
España supo capitalizar la ausencia de Rafael Nadal. Sin el número uno del mundo, el conjunto visitante asumió con naturalidad el rol de punto de la serie, pero con la firme convicción de que había lugar para pegar el batacazo. Mucho influyeron las declaraciones del capitán Emilio Sánchez Vicario y de David Ferrer, que aseguraron que hasta hubiesen pagado para terminar 1-1 en la jornada del viernes, tal como sucedió luego. Además, la falta de presión fue otro de los factores clave, que permitió que Feliciano López desplegara todo su reconocido talento sin que le pesara la importancia de la instancia que se disputaba. Cuando pasaron a ser banca luego del triunfo en el dobles, Fernando Verdasco supo aguantar el momento y cerró la serie con éxito, consiguiendo para España de manera merecida la Copa Davis por tercera vez en su historia.
6. La superficie fue un boomerang
La superficie, que tanta polémica y discusiones motivó, terminó teniendo un efecto inesperado. Con el objetivo primario de llevar a Rafael Nadal al terreno que menos propicio le resulta, los argentinos optaron por una carpeta sintética que se fue pintando para aumentarle o disminuirle la velocidad en la medida en que se confirmaba o no la ausencia del número uno del mundo. Y si bien tanto Nalbandian como Del Potro se adaptan muy bien a esa superficie, la estrategia terminó potenciando un aspecto del juego que no se había tenido en cuenta: la naturalidad con que se mueve en canchas rápidas Feliciano López. Con características de jugador de ataque, el toledano se transformó en la llave de la serie a partir de su triunfo sobre Del Potro el viernes, y de su buena participación en el dobles. También, de manera inesperada, la definición terminó quedando en manos de Acasuso, en una de las superficies que al misionero menos cómoda le queda.
7. Feliciano, pecho caliente
En la previa a la serie final, Feliciano López aparecía como el tercer singlista del equipo español, por detrás de David Ferrer y Fernando Verdasco. Su inclusión como segundo singlista fue la llave que le abrió el camino hacia la Ensaladera de Plata al equipo español. Pedro Muñoz, presidente de la Real Federación Española de Tenis, había anticipado a PáginaI12 lo que finalmente sucedió: Feliciano se impuso ante Del Potro y fue clave en la victoria española en el dobles. Se lo presentaba como un jugador psicológicamente débil, pero aquí en Mar del Plata encontró su temple. Tras la derrota de David Ferrer, cargó con toda la responsabilidad y soltó amarras para convertirse en el líder absoluto del equipo europeo. Su gran actuación en esta final, como él reconoció, marcará un antes y un después en su carrera.
8. En la cancha, uno contra uno
Mucho se habló de la presión que podía ejercer el público local contra el equipo español pero, a juzgar por los hechos, aquí quedó claro que la calidad terminó imponiéndose ante la cantidad. Luego de un comportamiento ejemplar en la primera jornada, los argentinos dieron la nota en la segunda. Ya cuando España se mostraba encaminada a dominar la serie, perdieron la línea y se pasaron al grotesco, insultando entre punto y punto a la dupla española. Verdasco fue el blanco principal de los insultos y cargadas, pero luego reconoció que eso terminó por agrandarlo y lo ayudó a sortear sus momentos más críticos. Los visitantes, en cambio, acompañaron de la mejor manera a sus jugadores y hasta pudieron favorecerlos cuando, en el 5-1 del tie-break del tercer set del dobles, una señora gritó en el momento justo y provocó que Nalbandian cometiera una doble falta que le permitió a la pareja española dar vuelta la definición y ganar un set que la dupla argentina ya festejaba y que terminó siendo clave para los visitantes. Los locales tuvieron revancha en la jornada de ayer, en la que volvieron a mostrarse respetuosos del rival, al que brindaron un caluroso aplauso en señal de reconocimiento por la hazaña.
9. El capitán y el marinero
Sin dudas, el duelo de capitanes lo ganó Emilio Sánchez Vicario. El ex tenista español top-ten no sólo armó un buen equipo sino que se mostró muy activo durante todos los partidos de la serie, hablándoles constantemente a sus jugadores. Además de armar un gran equipo, manejó con maestría los momentos de presión, tuvo un gran acierto con la designación de Feliciano y fue fundamental su trabajo para levantarles el ánimo a sus jugadores luego de la derrota de Ferrer, que parecía sentenciar la suerte de España. También la pegó con la inclusión de Verdasco en la disputa del cuarto punto. Y, además, fue entre los protagonistas quien mejor entendió el juego tanto para adentro como para afuera. “Vine con un equipo muy compacto, con la idea de jugar los cinco puntos. Podíamos perderlos todos, pero también podíamos ganarlos.” La contracara de Sánchez Vicario fue Mancini. El capitán argentino falló en el armado y también en la contención del equipo. No pudo controlar los problemas de vestuario que se hicieron evidentes y perdió autoridad ante al grupo con la pobre justificación de la ausencia de Nalbandian en la conferencia de prensa de la segunda jornada. Otra clara diferencia fue la pasividad con la que observó los partidos. En los malos momentos del equipo, en lugar de sostener a sus jugadores, se mostraba abatido e impotente. Sánchez Vicario brilló como una estrella cuando, una vez obtenida la Ensaladera, mientras sus jugadores festejaban junto a Verdasco, los observó distante e inmediatamente fue a saludar a Mancini. Un caballero.
10. Contraindicaciones
Mucho se dijo de lo favorable que sería la condición de local para los tenistas argentinos en la final de Copa Davis, pero lo cierto es que, atada a la obligación de ganar la serie, terminó jugándoles en contra. Lo admitió el propio Mancini tras la derrota, cuando dijo que todo lo que pasó y se dijo en los últimos 15 días repercutió negativamente en los jugadores, quienes no pudieron digerir tanto nerviosismo y se vieron complicados al punto de sufrir una merma física por ello. También afectaron todos los rumores que surgieron a partir de las internas en el grupo, que terminaron con una grotesca discusión entre algunos periodistas y los integrantes del equipo en la última conferencia de prensa de Mancini y Acasuso.
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