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Ante la urgencia de los distintos sectores para que el fútbol argentino vuelva a tener continuidad, en el juzgado del doctor Mariano Bergés aún mantienen cierta cautela. Si bien la intención del magistrado es poder resolver rápidamente esta causa y que la pelota vuelva a rodar, hasta el momento no ha encontrado reacción de los dirigentes de los clubes para esclarecer la situación. Según fuentes judiciales inmediatas al magistrado, Bergés no recibió colaboración de las distintas autoridades de las instituciones, y eso ha generado una gran preocupación en la intimidad del juez. De esta manera, la indiferencia de los directivos haría retrasar el regreso de la actividad.
La misma fuente le dijo a Líbero: “Los dirigentes están más preocupados por saber si le van a sacar puntos a su equipo que por tratar de resolver un tema tan delicado como el de la violencia”. Bergés sólo obtuvo una respuesta, un gesto de decisión política concreta para avanzar en la resolución de la cuestión de parte de Javier Castrilli, director del Prosef (Programa de Seguridad en Espectáculos Futbolísticos), y de Norberto Quantín, secretario de Justicia.
“El punto fundamental –agregó la misma fuente–, la clave de todo esto es la sospecha sobre el accionar del personal policial, y también el manejo de los llamados servicios adicionales. Pero, más allá de la falta de perfeccionamiento de la fuerza, hay que evitar ese trato turbio con los barrabravas.” Desde las cercanías del juez señalan que la AFA no exhibe en su reglamentación una sanción precisa para poder terminar con los violentos. Precisamente, el presidente de esta entidad, Julio Grondona, será escuchado mañana por el juez, después de que hoy sea interrogado Raúl Gámez, presidente de Vélez.
Un factor que puede llegar a ser clave en la investigación estaría registrado en las cintas de video que serán examinadas minuciosamente. Pero, más allá de lo que sucedió en la cancha de Boca, los videos del escándalo que suspendieron las elecciones a gobernador en Catamarca, en marzo pasado, también son de gran valor. Al parecer, un dirigente futbolístico estaría identificado mientras se desarrollaban los brutales hechos en aquella provincia.
El mismo informante aclaró que “se armó todo un revuelo sólo porque una vez alguien tiene ganas de investigar de verdad. Este es el momento justo para poder terminar con esto de una vez, en ese sentido la suspensión es positiva. Lo que hizo el juez Perrotta –que era hombre del fuero civil– fue diferente: él tendría que haber investigado con la ayuda de jueces penales, pero lo que pasa es que éstos evitan el bulto”.
Desde el juzgado ven como una alternativa posible que el fútbol pueda jugarse con seguridad privada, pero el mayor inconveniente radica en los gastos que eso pueda ocasionar, debido a que nadie pretende asumir los costos. La propuesta de algunos directivos de que sólo ingresen hinchas locales a los estadios, tampoco es descartada como medida preventiva entre los miembros del juzgado. “De todas maneras, al juez le gusta ver a las dos hinchadas en la cancha, aparte esto causaría un fuerte desajuste entre los clubes más chicos”, remarcó la fuente.
Las próximas horas serán decisivas para que el juez Bergés tome la resolución definitiva sobre el accionar de la policía. Si el horizonte comienza a aclararse, el fútbol podría volver; de lo contrario, la incertidumbre será todavía más grande.