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Docabo le dio a Boca una mano enorme con un macanazo que no le perdonaría ningún técnico y mucho menos uno como Pachamé, aunque si le tirara la bronca el arquero podría contestarle que mejor que no le diga nada porque, después de todo, desde que él es el entrenador, Estudiantes cosechó tres derrotas al hilo. Lo de Docabo fue así: a los 36m de juego, con el partido 1 a 0 en favor de Boca, recibió un pase atrás de Trotta y en vez de reventar la pelota como lo sugería la lógica, quiso pisarla, en un costado del área chica, ante Tevez, justamente ante Tevez que no da ninguna por perdida y abrió el camino del gol. El delantero de Boca se arrojó a los pies del arquero le dejó trabada la pelota contra la raya (la repetición de la TV no permitió ver con claridad si salió íntegramente) y cuando logró reincorporarse antes que el arquero, se acomodó y definió con el arco vacío. Lo de Pachamé no fue tan evidente, aunque le corresponden las generales de la ley en la baja producción general del equipo: Estudiantes no tuvo orden defensivo, fue inconsistente en el medio, casi nunca puso en aprietos al arquero de Boca en los aislados contraataques que intentó y se limitó a tirar la pelota hacia adelante y a esperar las embestidas rivales. Poca resistencia para un equipo agrandado como este Boca de hoy y más aún si encima se cometen errores como el gol que prácticamente bajó la cortina.
Boca fue a buscar el partido de movida. Afirmado en el fondo con el colombiano Perea, rápido en el medio, inteligente en la búsqueda de Tevez, acumuló situaciones de gol hasta que llegó por decantación el primero. Trotta le hizo foul a Tevez sobre un costado a 20 metros del arco más o menos y Donnet, que estaba jugando fenómeno, pidió a los gritos que lo dejaran a él. Se tenía fe el muchacho y le pegó en chanfle al primer palo, por encima de la cabeza de Docabo y del defensor que había corrido a cubrir ese poste. Poco después el mismo Donnet casi hace el segundo, pero no le pudo dar fuerte al balón y enseguida Tevez se aprovechó del regalito del arquero y en toda la cancha quedó la sensación de que no había más nada que discutir.
En el segundo tiempo, Boca volvió a manejar todos los hilos y el juego giró al compás de lo que hizo o no hizo. Cuando se sacó las pilas, en el arranque del segundo tiempo, achanchó el partido y le dio a Estudiantes la posibilidad de mostrar algo de la peligrosidad de Farías; cuando se las volvió a poner, montó un festival de toque que enloqueció a la gente. El tercer gol estuvo rondando la valla visitante en el último tramo del partido. El palo derecho devolvió un remate de Tevez; el palo izquierdo, uno de Cangele; Battaglia cabeceó mal cuando había quedo solo debajo del arco; Tevez cabeceó desviado después de un jugadón de Cangele; Cagna se fue solo y tiró alto; Vargas probó y lo hizo lucir a Docabo. Tanto giró todo en torno de Boca que la mejor llegada de Estudiantes la protagonizó Schiavi con una pifiada.