EN UN LINDO PARTIDO, QUILMES SORPRENDIO A SAN LORENZO
Un cachetazo imprevisto
Con un excelente gol de Gerlo en el primer tiempo –en el que jugó mejor– y orden y cierta dosis de suerte en el segundo, en el que San Lorenzo le sacudió los palos, Quilmes ganó en el Nuevo Gasómetro y se encaramó en la tabla: desplazó a su rival de ayer y quedó a seis de Boca. El equipo de Gorosito, que se sentirá abandonado de la fortuna, regaló un primer período muy flojo y en general defeccionó tras sacar chapa de candidato con su triunfo ante River.
Por Ariel Greco
Qué mazazo recibió San Lorenzo... Nadie se lo esperaba. Después de ganarle a River en el Monumental y, de esa manera, recibirse de candidato, el equipo de Néstor Gorosito no estuvo a la altura en su primer compromiso bajo esa condición y terminó cayendo en su cancha 1-0 ante Quilmes. Las impericias propias, la inexperiencia de varios de sus chicos, el orden de los visitantes, una volea “zidanesca” de Danilo Gerlo, la permisividad de Elizondo en no cortar las pérdidas de tiempo y hasta la mala fortuna se conjugaron para que el aspirante retrocediera varios casilleros en su ilusión de alcanzar a Boca.
Según el prisma con el que se mire el partido, las visiones de lo que sucedió en la cancha pueden diferir una enormidad. Desde los ojos sanlorencistas, no quedará ninguna duda de que el 0-1 fue una de las injusticias más grandes de los últimos años. Cuatro tiros en los palos, dos de ellos en la misma jugada, alcanzan para avalar esa teoría. A eso se le podrían sumar cuatro ocasiones más que no pudo aprovechar Acosta y una que dilapidó Santana a centímetros del arco, con Pontiroli en el piso. Claro que esa visión resultaría bastante acotada.
Desde el otro lado, el argumento, también valedero, podría resumirse así: no se debe terminar pidiendo la hora en un partido que se pudo haber liquidado antes, con varias chances muy concretas y muchos otros proyectos de contraataques mal resueltos por errores en las entregas. Dos mano a mano que Ceballos definió sin convicción, otro de Garnier bien tapado por Ramírez y un cabezazo de Leandro Benítez que se fue pegado al poste, pudieron haber sentenciado la historia mucho antes del final.
Más allá de las diferencias que cada espectador se pueda haber llevado, hay varias cuestiones que no admiten discusión:
- San Lorenzo jugó muy mal en la primera etapa, sin circuito ofensivo, con graves problemas en defensa y con algunos jugadores muy por debajo de su nivel. Con Montillo ausente, con Carreño estacionado en la derecha y con los volantes sin provocar sorpresas, la única opción se redujo a lo que pudiera producir Acosta. En el fondo, los desacoples entre Morel y Capria, y un desconocido Michelini en las entregas, dejaron todo servido para un segundo gol rival.
- Por el contrario, el rendimiento de Quilmes en la primera parte fue muy bueno, con individualidades en un punto muy alto como Benítez, Garnier o el chileno Meléndez. En ese pasaje justificó la diferencia y fue claro dominador de la situación. Con el correr de los minutos, la prolijidad inicial fue cambiando hacia una defensa más cercana a lo heroico, al empuje y al aguantar como sea.
- A San Lorenzo no se le puede reprochar que no haya intentado. En la segunda etapa asumió riesgos y generó situaciones para alcanzar aunque sea el empate. Los palos se lo impidieron. Así se chocó con una realidad impensada una semana atrás, cuando había ganado en el Monumental.