Lun 15.12.2008
libero

TIGRE LLEGA AL TRIANGULAR CON UN TANTO DE SU GOLEADOR

Fue otra invención de Morel

El volante anotó el gol del triunfo contra Banfield, el 13º que suma en el Apertura. El equipo de Victoria no jugó bien y sufrió para quedarse con la victoria hasta el final, cuando Islas le sacó una pelota increíble a Fernández.

› Por Ariel Greco

“Gracias.” Los carteles, simples y sencillos hechos sobre hojas blancas, que se repartieron en las tribunas y que todos los hinchas de Tigre mostraron cuando salió el conjunto de Cagna a la cancha, sintentizaban a la perfección el sentimiento de la multitud que copó el estadio de Victoria. Era una cita de honor, uno de los compromisos más importante de los 106 años de vida del club. Por eso, nadie podía estar ausente. Y también por eso se puede entender la actuación que cumplió el equipo, que igualmente le alcanzó para colarse de manera merecida en el triangular final, gracias a un manotazo memorable de Islas ante un derechazo de Sebastián Fernández que buscaba el ángulo.

No se puede negar que a Tigre le pesó la responsabilidad de la definición. Y afirmar eso no es quitarle ningún mérito. Las ganas de no fallar, la ilusión de quedar en la historia, el miedo a tirar todo el esfuerzo de un semestre en una jugada... todo ello se mezcló en la mente de los jugadores de Victoria. Demasiados factores juntos, que derivaron en un equipo estático, sin la dinámica habitual, con poca precisión para pasarse la pelota y actuaciones individuales por debajo de lo normal. Para colmo, muy rápido llegaron malas noticias desde La Paternal y desde la Bombonera, con lo que la presión se incrementó con los éxitos ajenos.

Ante ese panorama, el partido comenzó a jugarse como pretendía Banfield. Burruchaga apostó por una defensa con tres zagueros para controlar a dos delanteros que casi no van a los costados y colocó a Pío y a Civelli para neutralizar a los volantes externos rivales, armas fundamentales en el esquema de Cagna. Además, entre Bustos y Santana maniataban a Morel. Con ese plan sencillo, Banfield no pasaba sobresaltos, manejaba la situación y hasta se animaba a lastimar con la vivacidad del uruguayo Fernández. El silencio de la gente durante esa media hora, sólo interrumpido por dos tiros libres de Morel que pegaron en la parte externa de la red, era el termómetro perfecto para marcar la realidad del encuentro.

Sin embargo, la eficacia y la contundencia de Tigre, marca registrada a lo largo del Apertura, aparecieron en el momento justo, cuando la situación empezaba a tornarse preocupante. Un pelotazo largo que debía ser de Nasuti terminó en la cabeza de Altobelli y se transformó en una asistencia perfecta para Morel, que apareció solito por derecha y definió con un toque cruzado ante la salida de Lucchetti.

El gol tuvo más efectos que la simple marca en el resultado. Tigre supo que había conseguido la parte más difícil de su tarea. Ahora, con las ganas, le podía alcanzar para aguantar la ventaja y asegurarse el desempate. Por el contrario, Banfield se dio cuenta de que el orden ya no le servía para mucho. Tenía que asumir el protagonismo, aunque no tenía muchos intérpretes válidos como para hacerlo. Sólo los propios temores de Tigre, que a medida que corrían los minutos se tiraba contra Islas, le otorgaron un par de chances. Claro que allí surgió Islas, con aquella atajada ante Fernández, para mantener la victoria y para sostener la ilusión de Tigre, que no se quiere despertar del sueño que está viviendo.

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