River explotó en una tarde de primavera, que se asemejó más a un agudo y angustiante invierno. A pesar de que las posibilidades de defender el título eran lejanas, la imagen que desplegó ayer River fue la del desánimo colectivo. Y por primera vez, tanto los jugadores como el director técnico (ver aparte) fueron duramente cuestionados por un público que aún mantiene latente la derrota ante Boca. Y ése parece ser el dolor más grande que sufrirán los hinchas hasta el próximo año. En un clima interno tormentoso, la primera mitad del 2003 será decisiva para el club y sus componentes.
La jornada ya se perfilaba como una de las peores. El entusiasmo de la gente era muy pobre, y así lo demostró con el marco desolador que presentaba el estadio Monumental. La lluvia y el triunfo de Independiente del sábado habían disminuido las pocas expectativas que quedaban en este torneo. Para colmo, el bajo nivel futbolístico que venía exhibiendo el equipo también actuaba como efecto contrario para el entusiasmo de los hinchas. A pesar de todo eso, lo peor para River iba a suceder en el momento en que comenzó a rodar la pelota.
Una vez más, River empezaba perdiendo un partido jugando como local. Habían pasado 18 minutos cuando Mannara convirtió entrando por el segundo palo, después de que García desbordó por la derecha para lanzar un centro preciso. El conjunto local ya había perdido el rumbo, porque antes de esa jugada Comizzo tuvo que responder ante un rebote en Bustos Montoya, y en otro remate de Mannara entrando por la derecha. Hasta ahí, el “nuevo” esquema del ingeniero Pellegrini no daba ninguna respuesta: Zapata como lateral izquierdo era superado con suma facilidad, y entre Rojas y Garcé también se complicaban mucho para dar seguridad sobre la derecha. En el medio, Alvarez y D’Alessandro estaban muy separados, y así se le hacía muy difícil crearle problemas a Flores.
Todos los intentos de River terminaban en envíos aéreos que facilitaban la tarea de los marcadores centrales de Lanús. Apenas Fuertes tuvo una chance a los 34 minutos, pero le erró al arco luego de un rebote que dio el arquero después de un tiro de Domínguez. Encima, dos minutos más tarde de esa chance, Lanús aumentó la cuenta a través de Bustos Montoya, que empujó un rebote en el palo de Mannara, quien había recibido un centro de Moreno desde la izquierda. La despedida de los jugadores de River en ese primer tiempo fue entre silbidos y amenazas.
Sólo un tiempo duró el cambio de piezas que hizo el entrenador de River. Para la segunda parte, Zapata volvió a su posición habitual en el medio, y Lequi –ingresó por Astrada– se ubicó como marcador central, Garcé pasó a la derecha y Rojas a la izquierda. Además, Cavenaghi ingresó por un inexpresivo Alvarez. Cuando parecía que River se llevaría por delante a Lanús, sobre todo después del gol en contra de García a los seis minutos, la figura del arquero Flores fue creciendo al mismo tiempo que la falta de puntería de los delanteros locales. Primero se lo perdió Cavenaghi, solo debajo del arco; y luego Fuertes le pegó mal a un centro del mismo Cavenaghi. Luego, Flores salvó el triunfo ante un toque de Demichelis, y después ante un cabezazo de Pereyra.
River no podía hacer un gol propio. Y en ese final se escuchaban insultos cuando se veía a los jugadores irse corriendo por la lluvia...



Cancha: River.
Arbitro: Juan Pablo Pompei.
Goles: 18m Mannara (L), 36m B. Montoya (L), 51m García (L) en contra.
Cambios: 45m Cavenaghi (5) por Alvarez y Lequi (5) por Astrada (R), 59m Ribonetto (5) por Bustos Montoya (L), 70m Leguizamón por Domínguez (R), 82m Risso por Mannara (R), 86m Galetto por Moreno (L).