Después de alcanzar la gloria con San Lorenzo, el chileno Manuel Pellegrini seguramente vivió ayer la tarde que nunca soñó. Los hinchas de River perdieron la paciencia, y eligieron al entrenador como uno de los blancos preferidos. Con entonaciones que le solicitaban su regreso a Chile y el retorno de Ramón Díaz a la conducción del plantel, Pellegrini escuchó por primera vez en el club su reprobación. Por ello, después de la derrota por 2-1 ante Lanús, el ingeniero recibió un fuerte respaldo de los jugadores, quienes lo acompañaron a la conferencia de prensa que se realizó en el estadio Monumental. Como para aclarar más todavía su situación, Pellegrini aseguró que no piensa renunciar a su cargo.
Las primeras estrofas de la ruptura en la relación entre el técnico y la hinchada de River se escucharon después de la media hora del segundo tiempo. “Ingeniero, nosotros somos River, no somos San Lorenzo”, “Volvete a Chile la p... que te parió”, y “...el ingeniero es un huevón”, comenzaron a bajar de la tribuna local. Encima, la sombra de Díaz volvía a presentarse: “...es el equipo de Ramón”, “...Ramón va a volver”, y “...volvé Pelado”, se oyó. El malestar había alcanzado su punto máximo cuando el tercer traspié en los últimos cuatro partidos era inevitable.
Por ello, con el rostro más serio de los últimos días, Pellegrini dijo que “el equipo buscó un objetivo que no se logró, y el responsable es el técnico. No hay que buscar excusas, se volvieron a escapar tres puntos y la posibilidad de pelear el campeonato. Doy la cara como el responsable del grupo, y la situación es muy difícil pero en ningún momento pensé en renunciar”. Y agregó: “Tuve un año de satisfacciones, y la única forma de renunciar era que los jugadores no fueran conscientes de hacer dentro de la cancha lo que debían, o la falta de apoyo de la Comisión Directiva, lo que no ocurrió en ningún caso”.
Por último, Pellegrini indicó que “la exigencia como técnico es la misma en San Lorenzo y en River, pero River es una caja de resonancia donde lo bueno y lo malo repercute de otra manera”. El chileno no tenía consuelo.