MEDALLISTA OLíMPICO CON JABALINA EN SINGAPUR
Futuro dorado
› Por Ariel Greco
El año pasado, su nombre comenzó a sonar cuando batió once veces el record argentino de menores en lanzamiento de jabalina y consiguió la medalla de bronce en el Mundial de Italia de la categoría, al tiempo que se conocía su historia y su origen muy humilde. “Para 2010 quiero rendir a pleno en mi categoría”, decía con apenas 16 años y el cartel de “la máxima promesa del atletismo argentino”. Y Braian Toledo, sin dudas, superó el objetivo que se había propuesto a lo largo del año.
El 13 de febrero, en un torneo evaluativo en el Cenard, el pibe de Marcos Paz arrojó la jabalina 84,85 metros, para batir el record mundial con un implanto de 700 gramos en la categoría Sub-18. Por eso, con el rótulo de favorito y el honor de ser el abanderado de la delegación argentina, llegó a Singapur para los Juegos Olímpicos de la Juventud. “Braian, cuando tires la jabalina, imaginate que con la jabalina va la bandera argentina y clavala lo más lejos posible”, le dijo la presidenta Cristina Fernández de Kirchner cuando lo despidió para esa competencia.
Y Toledo le hizo caso. El 22 de agosto, unos días antes de cumplir los 17, con 81,78 metros, obtuvo la medalla dorada, algo que un atleta argentino no conseguía en unos Juegos Olímpicos desde 1948, cuando Delfo Cabrera festejó el maratón en Londres 1948. “No creo que en ese momento se haya acordado de eso, se debe haber acordado de su casa, de su madre, de sus hermanos”, comentó la Presidenta luego del éxito de Toledo, discípulo de Gustavo Osorio, un profesor que lo descubrió en una escuela de Marcos Paz y que llegó a vender una moto para solventar la carrera de su alumno. “Braian todavía sigue siendo un diamante en bruto, que todos los días quiere mejorar y aprender”, asegura Osorio.
El día de la consagración, Toledo recibió un regaló muy especial, que seguro lo motivó. La rusa Yelena Isinbayeva, la zarina del salto con garrocha, lo adoptó como su protegido y antes de salir a la pista, además de algunos consejos, le regaló un trofeo de vidrio con un número uno, con la condición de que obtuviera el título. “Está bien, Yelena, te prometo que voy a ser el número uno”, le contestó con timidez. Claro, luego le cumplió en la pista.
“La medalla de Braian sienta un precedente para nuestros jóvenes”, escribió hace unos días el secretario de Deportes de la Nación, Claudio Morresi, en Página/12. “No importa el lugar de donde uno provenga, ni la condición social que se tenga, porque mientras haya un Estado presente que acompañe la posibilidad de desarrollarse, cualquier chico podrá con esfuerzo y perseverancia ganarse un lugar y un reconocimiento a base de talento y dedicación”, completó Morresi. Toledo ya se ganó el suyo entre los mejores deportistas argentinos del año. Y, claro, promete seguir en ese camino.
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